Poner en contexto lo que está haciendo el antesalista aragüeño en las grandes ligas puede resultar asombroso. Este es un pequeño ejemplo de ello
Esto no es común. Lo normal es tener muchos cuadrangulares o mucho average, no ambas cosas a la vez. Por eso hay tan pocos triplecoronados y aún menos reincidentes en el difícil galardón.
He aquí un dato en el que Miguel Cabrera no es único: 35 veces ha ocurrido que un bateador llegó a 30 jonrones antes del Juego de Estrellas, contando desde 1933, cuando empezó el clásico, y otras cuatro veces pasó que un toletero tenía 30 vuelacercas al llegar a la mitad de la campaña, antes de 1933, cuando el duelo estelar no existía.
Hasta allí, lo del aragüeño es excepcional, pero no nuevo. Astros como Babe Ruth, Reggie Jackson y Barry Bonds lo hicieron antes que él, incluyendo a Chris Davis, el único escollo entre el venezolano y una segunda Triple Corona en este momento.
Pero hay un sinfín de aristas que dan mayor lustre al recorrido del antesalista de los Tigres.
Por ejemplo, el detalle de que sólo Carl Yastrzemski haya sido capaz de terminar como líder en hits y en bases por bolas en una misma temporada, en 1963. Entre los muchos departamentos que encabeza el nativo de Maracay, están el de imparables, con 130, y boletos, con 56, cifras que exhibía antes de comenzar la jornada del viernes.
Es un detalle extraordinario, porque una cosa suele excluir a la otra. Un bateador que tome muchas transferencias tendrá, forzosamente, menos oportunidades para dar incogibles, porque cada base gratis es un chance menos de poner la pelota en juego.
En términos de ayudar a su equipo, es bueno; el objetivo primario de un toletero es embasarse, sea como fuere. Pero hay que rendir un tributo por ello.
Bob Abreu, el venezolano con más bases por bolas en la historia, con 1.456, jamás dio 200 cohetes y mucho menos fue líder de ese departamento ni en la Nacional ni en la Americana, a pesar de haber bateado sobre .300 seis veces en su carrera.
He aquí un dato en el que Cabrera es único: ya se sabe que nadie había llegado a 30 jonrones y 90 remolques antes del Juego de Estrellas, un logro que todavía Davis puede emular, si consigue el puñado de impulsadas que le falta para completar las nueve decenas.
Además, es el primer slugger puro que consigue 130 hits antes del clásico de julio. Otros 13 peloteros tenían esa cantidad al disputarse el duelo estelar, pero ninguno sumaba siquiera 20 bambinazos y todos, salvo el maracayero, se caracterizaron por ser hiteadores, no jonroneros.
Es otro detalle que merece destacarse. Con el correr de los años, y conforme ha llegado a la edad en que se despliegan las mejores condiciones en el diamante, Cabrera ha podido demostrar la fuerza que le caracterizó desde sus tiempos iniciales, con una capacidad de contacto que a veces parece insólita.
Se nota a simple vista: si le lanzan afuera, se va hacia la banda contraria; si le lanzan adentro, hala la pelota; si le lanzan por el centro, no vale persignarse.
El criollo se ha convertido en una máquina de batear, no es sólo un aporreador. Además de su selectividad, no se empeña en llevar todos los pitcheos hacia el left, a pesar de tener la fuerza para hacerlo.
El resultado es ese average que desde 2009 no baja de .324 y que al llegar al fin de semana estaba en .366.
Esto no es común. Lo normal es tener muchos cuadrangulares o mucho average, no ambas cosas a la vez. Por eso hay tan pocos triplecoronados y aún menos reincidentes en el difícil galardón.
He aquí otro dato que resalta la grandeza de lo que está haciendo el aragüeño: jamás alguien ha llegado al Juego de Estrellas con 130 hits y al menos .360 de average, con promedio de embasado de .450 y slugging de .680, como él.
Unos cuantos lo hicieron con menos inatrapables y casi todos sus nombres son relumbrantes: Babe Ruth, por ejemplo. Mickey Mantle. Ty Cobb. Rogers Hornsby. Al Simmons. Barry Bonds. Miguel Cabrera. Único.
IGNACIO SERRANO
Publicado en El Nacional, el sábado 13 de julio de 2013.
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