Sentado en su casillero en un rincón del vestuario del equipo visitante en el Kauffman Stadium, Miguel Cabrera podía disfrutar tranquilo al bromear con sus compañeros. No tenía cámaras de televisión a su alrededor, tampoco micrófonos encima. Nada de la clase de atención que se debería esperar en este momento en el que el toletero de los Tigres de Detroit está a punto de convertirse en el primero que consigue la triple corona de bateo en 45 años. Cabrera no se inmuta. El venezolano contesta sin enfado cada pregunta, pero es obvio que prefiere pasar el rato charlando con sus compañeros de equipo. El mejor ejemplo se dio la noche del lunes, luego de que Cabrera diera cuatro hits y un jonrón en la victoria 6-3 sobre los Reales que aseguró que los Tigres se coronasen campeones de la división Central de la Americana. Una y otra vez, le preguntaron sobre su impacto en la conquista de otro título de división, pero siempre recordó el aporte de sus compañeros. "Logramos lo que era el máximo objetivo", dijo lacónicamente. Ahora, toda la atención se concentra en Cabrera, quien el martes fue titular en la antesala en Kansas City, partido que los Tigres perdieron 4-2. Conectó un par de sencillo y remolcó dos carreras en sus dos primeros turnos con el madero antes de batear un elevado al jardín derecho y salir del juego en el quinto inning. El novato de los Angelinos Mike Trout y el receptor de los Mellizos Joe Mauer le escoltan por el título de bateo, que Cabrera ganó el año pasado. Supera por un jonrón a Josh Hamilton de la Rangers. La cuenta de jonrones explicaría el motivo que Cabrera salió como titular el martes. En vez de quedarse sentado en la banca y dejar que las cosas se definan, con ello asegurando el título de bateo, Cabrera le dijo al mánager Jim Leyland que quería jugar. Y nada que le pusieran como bateador designado. Quería defender la posición en la que ha jugado toda la campaña. El gerente general de los Tigres Dave Dombrowski define a Cabrera como "un jugador singular" y recordó una conversación antes del juego del lunes, cuando Cabrera reconoció que "la triple corona es importante, pero no es lo más importante". Cabrera anhela un campeonato, algo que Detroit tiene al alcance. Lo mismo ya no se puede decir de Trout, su rival directo por el premio al Jugador Más Valioso de la Americana. Los Angeles fue eliminado de la carrera por los playoffs el lunes cuando Oakland venció 4-3 a Texas. El debate por el premio al Más Valioso sigue subiendo de temperatura. De un lado, Cabrera está a punto de hacer historia, uniéndose a un selecto club con apenas 13 miembros, entre esos Mickey Mantle, Ted Williams, Lou Gehrig y Ty Cobb. Ha gobernado en las estadísticas que son bendecidas por las voces que defienden la escuela tradicional, las que cuentan para la trople corona. Pero Trout lleva el aval de la escuela moderna, con mediciones más avanzadas como el WAR (victorias sobre un jugador sustituto), una fórmula que compila diversas estadísticas para determinar el aporte global del pelotero al equipo. "Por algún motivo, y es algo que yo no entiendo, esto del WAR y otras hierbas sabermétricas no parecen darle mucho énfasis a las empujadas. Me parece absurdo", afirmó Leyland, obviamente un partidario del bando tradicionalista. "Es por eso que (Cabrera) es el 'MVP'. Produce carreras. De eso se trata este juego, de anotar carreras. No se puede ganar sin anotar. Y éste es alguien que las produce, una tras otra", señaló Leyland.
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