Por Andrés Pascual
En 1957, el shortstop cubano Humberto Fernández fue eje del cambio más costoso, hasta ese momento, en los anales de las Grandes Ligas, por el cubano le dieron los Phillies 4 jugadores a los Dodgers. La operación fue un desastre para los cuáqueros.
Cincuenta y cuatro años después, vuelven los Dodgers a ser noticia en el capítulo de los cambios costosos, casi sorpresivos y espectaculares.
Los Esquivadores incorporan desde el Boston a Carl Crawford, a Adrián González y a Josh Beckett, aceptable material y solo eso, porque, entre lo delicadito que ha salido el outfielder desde que firmó el contratón a largo plazo, más la pérdida de dominio que acosa al pitcher un día sí y el otro veremos, pues, aparentemente, habrá que esperar los resultados en el terreno para comprobar lo que dicen algunos “escribidores” hispanos antes del “try out”, más o menos que “estamos en presencia del monstruo de la Laguna Negra del beisbol”.
A punto de chocolate solo está Adrián, que se ha mantenido produciendo con decencia, por lo demás, hasta que no empiecen a barrer con la oposición de acuerdo a como luce el club en el papel, el elogio tiene que ser cauteloso, porque, la única verdad es que “gana el que mejor juegue”, que no es necesariamente el que tenga la plantilla repleta de estrellas y debería existir un mínimo de autocontrol al hablar ante situaciones así, porque ha sucedido tantas veces que cansa. Más en estos tiempos de vacilón, engaños, majaseo, irresponsabilidad y vagancia.
Aparentemente, el Boston ha castigado a alguien al desprenderse de peloteros que consideraron en el rango de constructores de una dinastía, sin embargo, el único afectado es el público, si el correctivo se dirige al fanático, muy malo, desde la perspectiva de ceguera apasionada que lo caracteriza y, lo peor, no ha tenido líder de situaciones desde la era de Manny Ramírez
¿No hay dinero en las arcas de Henry? Entonces, ¿Para qué se metió en esa candela de contratar a jugadores impagables cuando se juntan dos ó tres? Inclusive se sabe que Ortiz está inconforme y lo ha hecho público cada vez que ha tenido la ocasión.
Por su parte, los Dodgers pretenden demostrar que solo tuvieron un knockdown con los problemas de Wilpon y cía, que avergonzó a casi todos los simpatizantes del club al extremo de que su red de transmisiones valía más que el equipo. Parece que el nuevo consorcio, que contiene en el tándem de propietarios a Magic Johnson, piensan virar el juego al revés sin importarles lo caro del trueque o de la inversión.
John Henry, que no desmanteló a los Marlins, pero salió huyendo para que lo hiciera el de atrás, acaba de hacer lo mismo que le han hecho al club sur-floridano 3 veces. Incluso tanto copió a Loria, que le está limpiando el camino de “malas yerbas” a Valentine del que, como Miami con Guillén, declaró que era la única pieza no negociable ni expulsable para resolver la crisis
Aparentemente, tienen una nueva maldición en las narices en Boston y todavía nadie se arriesga a decirlo y valdría la pena, aquí sí la valdría, aunque, como la mía, fuera un entredicho.
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