La verdadera estatura de un pitcher se mide por la capacidad de tener buenos desempeños traducibles en victorias, aún sin contar con el mejor apoyo ofensivo o sin disponer de sus mejores lanzamientos. Félix Hernández ha empezado a dar muestras cada vez más significativas de estar tocando la puerta de la meseta de Sandy Koufax, Tom Seaver, Luis Tiant, Juan Marichal, Bob Gibson, Carl Hubbell y compañía. Antes de la joya de este miércoles 15 de agosto, el diestro de Flor Amarillo, Carabobo, había sometido a los Yanquis de Nueva York, uno de los equipos más poderosos de todas las Grandes Ligas, a una dieta de nueve arepas y sólo 2 imparables, rumbo a una victoria 1-0, por cierto el mismo marcador de su juego perfecto ante los Rayas de Tampa Bay. Hernández ponchó 12 en ruta a la hazaña, muchos entendidos del juego asumen al ponche como uno de los más significativos indicadores del dominio de un lanzador. Me parece que un tirador se convierte en pitcher cuando aprende otros lanzamientos que le permiten sorprender a los bateadores a la hora de usar la recta. Eso fue lo que ejecutó Félix Hernández en Safeco Field, bajo los cánticos de la afición "K,K,K,…", este año se han producido 3 juegos sin hits ni carreras en este parque, 2 de ellos perfectos*. La última vez que esto ocurrió fue en 1917 cuando los Medias Blancas y los Carmelitas de San Luis tuvieron un toma y dame de no-hitters en el Sportman's Park de San Luis. Supo combinar sus lanzamientos quebrados, con la curva, el cambio, la recta cortada. 113 envíos, 77 strikes. 8 rodados. 5 elevados. 2 líneas. Además de la docena de sorbetes. Allí reside el verdadero poder de un lanzador, obligar a los bateadores a conectar batazos débiles. El 04 de agosto Hernández subió al montículo de Yankee Stadium, luego de nueve episodios la pizarra indicaba Seattle 1 – Nueva York 0. En la parte inferior del box score se leía que completó el juego con 101 envíos, 69 strikes. 17 cantados. 11 abanicados. 19 fouls. 22 bateados. Ponchó 6. Le batearon 11 rodados y 10 elevados. En el noveno retiró en orden a los tres primeros bateadores de la alineación. Curtis Granderson, Derek Jeter y Robinson Canó. Sólo permitió 2 imparables. Un doble a Canó con 2 outs en el primer inning, luego del cual nadie más llegó a segunda base. Y un sencillo de Ichiro Suzuki para iniciar el tercer inning. Concedió 2 boletos, ambos luego de 2 outs, uno a Curtis Granderson en el sexto y otro a Raúl Ibañez en el séptimo. Sólo le sacaron 7 pelotas del infield. Enfrente tenía al japonés Hiroki Kuroda, quién en 6.1 entradas concedió 1 carrera limpia, 7 imparables, 4 ponches, 1 boleto. Luego los relevistas Boone Logan, David Robertson y Clay Rapada mantuvieron a raya a los Marineros. Era la primera vez que un pitcher lanzaba un blanqueo a domicilio en cualquiera de los Yankee Stadium para una victoria 1-0 desde que Greg Swindell lo consiguió para los Indios de Cleveland en septiembre de 1988. Y también la primera vez que un pitcher rival ganaba 1-0 en Yankee Stadium mientras permitía 2 o menos hits desde que Jim Palmer lo consiguió con los Orioles de Baltimore el 01 de junio de 1978. El miércoles 15 Jeremy Hellickson también lanzó un buen juego, sólo permitió 1 carrera en 7 innings, 5 imparables, 1 boleto, 1 ponche. De alguna manera Félix Hernández explica desde el terreno que cuando un tirador se convierte en pitcher, se acaban los lamentos de "perdió porque su equipo no lo respaldó" o "las victorias son independientes de los pitchers". En esos dos juegos hemos visto como Félix se ha fajado ante dos estupendos pitchers y equipos rivales, para lograr salir con los brazos en alto. Y su trabajo tuvo mucho que ver con esas victorias. Si no que le pregunten a Derek Jeter y a Joe Maddon. . Alfonso L. Tusa C |
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lunes, 20 de agosto de 2012
Félix Hernández, 27 seguidos
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