Por Andrés Pascual
No, no se trata de aquella comedia de igual título que protagonizara Resortes bajo la dirección de Chano Urueta, esta se rueda en Grandes Ligas, específicamente en la división Este del Viejo Circuito y los protagonistas son los Marlins de Miami.
Es una lástima observar cómo se destruye la moral de un conjunto de jugadores que prometía más, mucho más que lo que los condenó una gerencia sin habilidad operativa para el club, pero con maldad inigualable a la hora de obligar a Pitágoras a buscar el guarismo ganador en las finanzas para sí misma.
Lo que se diga en contra de los Marlins puede que no sea justo, porque hay que separar los protagonistas: el pelotero no pudo sobreponerse a la estupidez y a la mala voluntad de un manager que provocó al exilio cubano, para ver si lo sometía en otro de esos actos circenses que le han granjeado el odio de casi todo el mundo en este país; aquí se defecó en el ano, estoy convencido de que ni imaginó la respuesta que, realmente, no fue todo lo contundente de otras veces.
Guillén olvidó que México deportó a un grupo de cubanos hoy y, en menos de una semana, tuvieron que rogarle a Castro para que se los devolvieran.
Guillén y la gerencia lo olvidaron y a veces es necesario recordarle a todo el mundo cierta cosas por "si las moscas".
Pero el club prometía con una mezcla de buenos lanzadores de cabecera, un cerrador que se contrató como "de oro" y una defensa aceptable para competir. Bateo suficiente.
La llegada de Guillén al club no fue bien recibida por una parte del público, más por ideología que por la capacidad del individuo, yo confié en la segunda variante, entendí que podía hacer ganar al club, pero dejé fuera del análisis el factor personalidad de un tipo volátil, cambiante, que busca siempre el protagonismo a como dé lugar, aún en medio de ridiculeces muy peligrosas, como la del caso cubano.
Y dejaron a Hanley en el club, en otra base, pero en el róster; al tipo que ni ha podido ni ha querido borrar del recuerdo de sus compañeros el tremendo problema disociador que representa, porque se cree un superestrella, porque se "endiosó", auto-concepción a que llegó ayudado por una prensa miamense que, todavía, no sabe cómo se le dice al que toca bola para adelantar a un corredor.
En estos días se desprendieron de jugadores a quienes consideraron como refuerzos en las aspiraciones del club, lo peor es que los encasillaron en "necesidades de mercado" para adquirir "caras jóvenes", por mucho que se analice, no juega el número con el sorteo.
Sin embargo, por miedo a perder el puesto o por exceso de decencia, que sobra en casos como estos, he escuchado lo último que me faltaba de parte del menos pensado: según Felo Ramírez, eran necesarios esos desprendimientos para "invadir el mercado con billetes y adquirir cara nuevas", ni el veterano narrador, que se supone que merezca todo el respeto del mundo como Hall of Famer de unos dueños que son lo peor del Beisbol Organizado, escapó a la cuota de guataquería y apoyo obligado que le exige esa desprestigiada gerencia a todos los que necesiten ganarse un peso con ellos.
Para Felo Ramírez eran necesarios los movimientos
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