Por Andrés Pascual
Miguel Cabrera debutó con los Marlins en el 2003 a los 20 años, en la Serie Mundial le sacó la bola a Clemens entre right-center, lo anterior lo menciono por tres cosas significativas: la edad del bateador, el pitcher que recibió el jonrón y en el Clásico de Octubre.
Por aquel batazo se le hubiera podido colocar el cartel de "trátelo con especial cuidado y esmero" y nadie se hubiera puesto bravo, sobre todo después de haber lucido un mundo durante la media temporada que jugó. Sin embargo, los surfloridanos hicieron todo lo contrario de lo que sugería el hipotético cartelito y lo enviaron a Detroit, mucho mejor para él en todo, porque es una plaza muy superior a Miami para un pelotero.
Por estos días se comenta sobre la elegibilidad del venezolano para el premio MVP por el Joven Circuito, sin embargo, parece que los miembros americanos de la Asociación de Cronistas adelantaron su voto por el joven outfielder Mike Trout por la cantidad de elogios desmedidos, emitidos sin la cautela obligatoria ante la alabanza de la figura joven que, muchas veces, ha decepcionado después.
Al modo mío de ver las cosas, el MVP será Trout, de nada le valdrá a ningún otro jugador en la Liga Americana hacer más que lo humanamente posible, por un galardón del que decidieron nombre y apellido por adelantado.
Sin embargo, lo que nunca leo y deberían decirlo también, es que Miguel Cabrera es el mejor slugger con promedio de .300 de ambas ligas, capaz de empujar 100 o más carreras en todas las campañas que en ha actuado desde su debut, menos en la primera, porque solo jugó media temporada.
Con el MVP o sin él, este jugador va rumbo a discutir el lugar cimero del bateo entre hispanos de todos los tiempos, a fin de cuentas, hoy lo es de todo el beisbol entre zurdos y derechos.
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