Por Andrés Pascual
Hace unos días, Higinio Vélez declaró que no podían pagar por jugar en la Serie del Caribe, este tipejo tampoco tiene ni idea de qué es ni cómo funciona el evento. Por lo que se ve, ya en la ex Isla Bella quedan pocos, tal vez nadie, que pueda comentar sobre ese particular con autoridad.
También dijo que las puertas no estaban cerradas a la participación castrista, pero tampoco les interesaba pertenecer a la "agrupación".
Señor, con el ningún respeto que merecen ni usted ni sus dueños, incluso los que quieren verlos en la Serie del Caribe violando estatutos de moral bien concebidos hace 64 años, la Serie del Caribe, proposición de dos extraordinarios deportistas venezolanos ya fallecidos, Oscar El Negro Prieto y Pablo Morales, no es una "agrupación", sino una CONFEDERACIÓN de ligas, que es otra cosa.
Sería una sorpresa que gente acostumbrada a robar, a mendigar y a mentir estuvieran dispuestos a pagar la contribución, extensiva al organismo, que exige la participación. Sin embargo, porque ese evento ha perdido su calidad y su interés a manos de gente tan poco útiles ni capaces como los "dirigentes castristas", pues nadie duda que les paguen el importe para verlos jugando ahí.
Ahora, el evento regional no es como para "foguearse para el Mundial", como usted, ridículamente, dijo, porque asiste el campeón de cada liga (ligas invernales), más uno o dos refuerzos debidamente justificados, entonces, si la ex potencia regional se decidiera a jugar con los gastos pagados, tendría que hacerlo con "el símbolo de la pelota cubana, Industriales" y, si algún elemento joven decidió montarse en una balsa, pues con un sustituto.
Esas son la reglas, ahora, si el señor Puello, especie de nulidad al frente de la Confederación de Países del Beisbol Profesional del Caribe, quiere que ustedes vayan con el equipo de Castro completo, con lo que casi seguro juega este individuo, pues… allá ustedes, porque nadie sabe cómo justificarían perder contra Hermosillo sin Adrián, o contra el Escogido sin Pujol…
Algo que no acaban de entender para contárselo al público no cubano, es que ningún beisbol se fortalece con "intercambios", ni amistosos ni enemigos, eso no hizo la grandeza que ustedes destruyeron porque era demasiada carga política "enemiga" de verdades insoslayables.
Acaba de ganar un juego en La Habana un equipo colegial americano, en el que un estudiante de apellido Conforto le metió un jonrón a un veterano castrista con bases llenas en el 5to y los "héroes de su pueblo" no pudieron igualar el score, que terminó 3-4. Dicen que la serie de cinco juegos es de fogueo.
Es un regreso a los 70´s, 80´s y 90´s de acuerdo a la clase que enfrentaban, por lo que de fogueo no tiene nada, más bien este tipo de ventana "a la buena voluntad" y al deseo de Víctor Mesa de que sea útil para acercar a ambos países (que nunca han estado separados pero ese individuo ni se lo imagina) es un paso formidable hacia atrás en lo que quiere la tiranía, que es acabar con el gusto popular por el beisbol para quitarlo con la justificación de que no se sigue masivamente y el balompié está ahí para algo.
Unos días antes le ganaron 4 a Nicaragua con un empate, otro fogueo espectacular.
Me llamó la atención, a pesar de la lluvia, que toda la grada del outfield estuviera vacía, eso no era posible antes con un equipito americano, tan colegial como este, en el Cerro entre 1979-1989.
También me sorprendió que se publicara lo eficaz y rápido como trabajó el equipo de drenaje para lograr que se jugara. No me sorprendió que siguieran escondiendo que el famoso drenaje del Estadio que hicieron Bobby Maduro y Miguelito Suárez fuera destrozado, sobre todo la fibra de vidrio, cuando al sátrapa se le ocurrió levantar el césped para situar allí las patas de cientos de animales uniformados durante la Tricontinental y como epílogo de esta, en 1966.
Uno de esos borregos (por carnero), del INDER, dijo que habían "desertado" 27 atletas, con lo que parece que van a iniciar un conteo de "emigrados" al estilo de lo que hicieron con las lanchas del Mariel: hay 400 ancladas, mañana 245 y así.
Hay gente a la que no le gusta el término "desertor" que le aplican allá a los que envían hacia acá "tapiñaos", que son la mayoría, sobre todo en beisbol y en boxeo, acepción muy utilizada también por la prensa americana (defector), sin embargo, de acuerdo a lo que son para la tiranía, que así lo repiten esos genízaros cada vez que los despiden, los abanderan o los reciben, "soldados ideológicos del régimen", no veo motivos para que se ponga bravo nadie. Es lo mismo que llamar Cuba a esos equipos, que llorar por ellos y criticar a quien no lo haga, pero sin posibilidad de exigirles y que se cumpla que Kendry Morales sea el cuarto bate de esa novena, o que dejen que Yunieski Betancourt juegue para Las Villas.
La pérdida de la calidad de ese beisbol se provocó durante 50 años, el objetivo fue y es político, a partir de que "el pueblo de Cuba no puede continuar adorando a los peloteros americanos ni a los cubanos que jueguen allá, porque el interés es crear un odio enfermizo, a muerte, contra los yanquis", después se puede considerar el fenómeno del robo de la propiedad privada, porque la pelota profesional era un gran y exitoso negocio particular en la Cuba de antes de la horda.
En 1938 Agapito Mayor y Roberto Ortiz ganaron con el equipo Cuba el beisbol de los Juegos Centroamericanos y del Caribe; en 1939 Cuba ganó la verdadera primera Serie Mundial Amateur y ninguno de los dos estaba en el róster antillano.
En el período 1940-1945, la DGE confeccionó el equipo nacional a la 3era Serie Mundial Amateur 3 veces, lo que permitió que jugadores negros formaran parte del mismo, los pinareños Rafael "Villa" Cabrera, Pedro "Charolito" Orta y Catalino Ramos, el receptor habanero Carlos Colás, todos de la Liga Inter Fuerzas Armadas, o el villareño Pablo García y el reglano Huevito Rodríguez. El pelotero sepia no integraba el equipo cubano cuando era seleccionado por la UAAC, porque la Liga Nacional Amateur, fundada en 1914, estaba afiliada a la Unión Atlética desde 1922.
En 1940, el equipo Cuba ganó a pesar de prescindir de 6 jugadores de 1939, QuiIla Valdés entre ellos y perdieron en 1941 en La Tropical contra Venezuela por el error del Guajiro Rodríguez en el centerfield.
En 1942 ganaron de nuevo sin Napoléón Reyes, pero en 1943 tampoco tenían a Andrés Fleitas, ambos con el Almendares y en Ligas Menores.
En 1946 no estaban con el equipo Cuba ni Limonar ni Isidoro León ni Consuegra ni Jiquí ni Antonio Estrella ni Quicutis ni Luis Suárez, solo se mantuvieron Jorocón García y Bernardo Cuervo, casi ningún jugador que contribuyera a la victoria en la Edad de Oro de apenas 3 años antes, dejó de saltar al profesionalismo, pero, en 1950 y 1951, ganaron la Serie Mundial y los Panamericanos otra vez, solo con Amorós y Scull como figuras realmente importantes.
El problema es que, mientras se ganaba en los amateurs, una vez que se inició la Serie del Caribe, también se ganaba.
Cuba ganó en 1953, cuando Lindo Suárez le pronosticó el nueve ceros a los anfitriones en Venezuela, se los recordó inning por inning y se los propinó, ni Camilo ni Fornieles ni Humberto ni Noble ni Miñoso... ni Wito Alomá ni Willy.
Algo interesante, a la Serie del Caribe asistían los campeones de los premios invernales con uno o dos refuerzos justificados, por lo que el mejor jugador cubano de esa década, Orestes Miñoso, solo pudo estar en dos, que fueron las veces que ganó el Marianao, 1957 y 1958.
Todo esto quiere decir que no se puede culpar por la debacle provocada del beisbol a la ausencia extraña de 4 gatos, sin tener en cuenta la historia grandiosa del pasatiempo en Cuba, que desdice completamente tal justificación.
Hoy escuché por el canal 41 a un cronista decir que "tienen que hacer ajustes…" cuando se debe repetir lo que cansa: mientras siga esa tiranía allí, que logró desbancar al beisbol como deporte nacional, no se puede iniciar la recuperación del interés perdido por este deporte, porque la pelota fue grande y poderosa en Cuba por los que la administraban, primero, por la cantera que tenía y por sus relaciones con el Beisbol Organizado.
Esto es lo que nunca dirán allá porque lo desconocen a propósito y no les interesa, pero es lo que hay que machacar aquí hasta el cansancio, a ver si un día nos despertamos y no sabemos más nada de aquella caricatura mala de lo que fue una leyenda, acaso la única en el área, a pesar de Yoenis, de Viciedo, de Chapman…
El colegial Conforto les dio el purgante del día
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