Por Andrés Pascual
A medida que conversábamos sobre temas de interés, principalmente de deportes, con énfasis en el boxeo y en el beisbol, el legendario y venerable Fausto Miranda me obsequiaba un libro sobre el tema.
El gran cronista cubano participó en 1948, en la ciudad de Miami, en la reunión en que se creó la CONFEDERACIÓN DE PAÍSES DEL BEISBOL PROFESIONAL DEL CARIBE, así, como lo escribí; junto a él, además de los ejecutivos de la Liga Cubana, Eladio Secades, Sergio Varona, Jess Losada, Pedro Galiana, Fausto Lavilla y Yiyo Jiménez, todos miembros del circuito de la prensa deportiva nacional que cubría el pasatiempo.
Entonces, un día, me regaló un librito amarillo con letras negras, no de estanquillos, sino obsequio hecho a los integrantes del evento, cuyo título es: ESTATUTOS DE LA CONFEDERACIÓN DE PAÍSES DEL BEISBOL PROFESIONAL DEL CARIBE.
Estatuto significa “norma legal básica para el gobierno de una organización pública o privada”, en cualquier caso, “reglamento o conjunto de normas legales que regulan el funcionamiento de una entidad o de una colectividad”.
Cualquier aspecto que se analice como digno de cambiarse por circunstancias que lo ameriten, no puede lesionar lo moral, principio y final del obligado deportivismo que representaron los “Padres Fundadores”.
Un estatuto: “ninguna liga de cualquier país puede estar representada en el organismo si su categoría no es profesional, según las normas básicas.
Otro estatuto: “ningún país puede pertenecer al organismo si, imposiciones ajenas a las oficinas que dirigen la liga, deciden o determinan su jurisprudencia afectando su autonomía”.
Dicen que una “comisión” de la Confederación trató o tratará de incorporar al beisbol castrista a la Serie del Caribe, a tal efecto, los contactos serán en La Habana; también comentan que los miembros del “viejo, cansado y pésimamente manejado” circuito caribeño, están muy entusiasmados, sobre todo México.
Sin embargo, la tiranía practica el deporte profesional de estado, no el convencional; no pertenece al Beisbol Organizado y la Confederación es una entidad que se instituyó con el objetivo del acercamiento entre los países del área para fortalecer, como grupo, sus relaciones con aquel beisbol, trasladando al circuito regional la fructífera experiencia del beisbol cubano.
La Confederación “no se fue de Cuba”, Castro la botó al eliminar el profesionalismo y descabezar la Liga Cubana de Beisbol Profesional de Invierno, por lo tanto, el organismo no está en condiciones de “perdonar”, fue el propio tirano, durante un discurso a finales de 1961, en la creación de los Consejos Voluntarios Deportivos, quien le dio el tiro de gracia a cualquier ilusión: “no más deporte profesional, no más beisbol rentado, no más esa lacra mercantilista…”, el pueblo de Cuba no lo protestó, sino que lo aplaudió y lo aprobó; también guardo una copia de aquel maratónico (7 horas) discurso, tan amenazante, represivo e ineficaz como cualquiera de a los que ha sometido a la población durante medio siglo. Desde aquel momento, el beisbol cubano pasó al frente del combate ideológico en la batalla que, por la pérdida de la calidad de este deporte, lo ha convertido en hazmerreír internacional, bueno para nada como respuesta “al beisbol imperialista que hace mercancía a un atleta”.
Claro que tras el intento por traer a la dictadura (no a Cuba) de vuelta a la Serie del Caribe, se esconden dos objetivos y ninguno honesto: algunos “padrecitos” simpatizan con el castrismo y la esperanza de que el nombre de Cuba, usado como propaganda, levante materialmente el ánimo del moribundo evento, que ha llegado a ese extremo por la incompetencia de su directiva.
Nadie se pregunta ¿Qué harán con los jugadores fuera de Cuba, que pertenecen al Beisbol Organizado, si la tiranía aceptara lo improbable? Menos aún, ¿Cómo se conformarían los equipos castristas (no clubes) al torneo, teniendo en cuenta que éste es de campeones nacionales y no de selecciones, con algún refuerzo en posiciones débiles?
Tampoco si la televisión controlada por el régimen está dispuesta a recontar oficialmente la historia de este campeonato, sobre todo los grandes momentos de Cuba en el terreno.
Por último, yo quisiera saber si existe alguien que crea que esa gente esté dispuesta a seguir recibiendo chiflidos y abucheos, no del fanático ajeno, sino del nacional, que es lo peligroso, por cómo se ha descubierto la gran mentira de 52 años “el mejor beisbol del mundo” o “el triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava”
La Serie del Caribe está casi muerta, porque estos dirigentes de hoy no son respetados por el Beisbol Organizado, porque no pueden lograr la autorización a que participen los mejores jugadores nativos posibles en los campeonatos invernales, no solo en el evento de febrero y porque los ídolos nacionales, que ganan tanto en Estados Unidos, no necesitan el dinero de invierno para poder comprarse un auto, por lo que ni exigen ni protestan contra “la fatiga extrema”, salvo algunos que se cuentan con los dedos de una mano.
Si la tiranía castrista regresa a nombre de Cuba al evento, no solo sería la violación flagrante de los estatutos impuestos por gente pulcra y competente, sino el paso más inmoral que pudiera darse con la pretensión de llevar público a las gradas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario querido fanatico :