Por Andrés Pascual
En la vida moderna existen dos tipos de guerras: calientes en el teatro de la acción y "de bretes", como le dicen en Cuba a las campañas de ofensas de todo tipo, que se pretende presentar como denuncias. Los tiranos-dictadores son así; Nikita fue así cuando lo del taconazo en la ONU en 1960.
Acaba de romper hostilidades la Liga de la Toronja, el breve torneo entre los clubes del Sur de la Florida que concluirá el campo de entrenamiento de esta temporada, por lo que el comentario debería ser de análisis sobre las posibilidades de los Marlins, del Detroit, del Texas…incluso de los Nacionales de Washington; sin embargo, en mi caso, por lo menos hoy, regreso al comentario ácido, que a mucha gente no le gustará, pero que creo obligado.
Desde que los Tigres de Quintana Roo presentaron a José Canseco en el entrenamiento de primavera comenzaron las amenazas, que incluían hasta posibles demandas por las conocidas relaciones del cubano con las sustancias prohibidas; sin embargo, el club se defendió con el argumento de que "no existe una ley vigente que impida que un jugador que dijo que las usó actúe en el circuito".
El problema es que Canseco nunca estuvo condenado por dar positivo en pruebas, sino que reconoció, por voluntad propia en el 2005, que utilizaba sustancias; después escribió un libro que, por la magnitud del escándalo y por lo soberbio y bochornoso de la afrenta a la historia del beisbol que resulta el capítulo esteroides, deberían ser 100, como la cifra de positivos tan celosamente guardada por el Beisbol Organizado.
Desde el primer momento en que se comenzaron a quejar, se podía entender que algo iba a pasar con el cubano: estaban desenterrando el hacha de la ofensa y algo harían para evitar la presencia en la Mexicana del reglano.
¿Qué razones podía tener una liga que necesita atracciones de taquilla para mantener el exiguo interés que despierta en el público, para dejar fuera al cubano, que hubiera cumplido igual papel que Roger Hornsby a mediados de los 40's allí?
Al modo mío de ver las cosas, sigilosamente, detrás del "asunto" están Bud Selig y las Oficinas de las Grandes Ligas, que no por gusto el estira-encoge comenzó desde antes de que Canseco llegara a México; a fin de cuentas, ese circuito pertenece al Béisbol Organizado con etiqueta Triple A, estilo beisbol de hoy, pero clasificado así después de todo.
Yo no defiendo a nadie que haya consumido sustancias, soy tan conservador como tradicionalista, pero si algo huele mal, sobre todo cuando tiene que ver con un compatriota al que he criticado oportunamente, me viro en la jugada: en la declaración del ex jonronero a ESPN, Canseco declaró algunas cosas que contradicen a Plinio Escalante, Presidente de la Liga Mexicana, como que no es posible que "haya dado positivo" si no tomó ninguna prueba, el oficial se arriesgó y dijo que era testoterona.
El propio Canseco no tiene idea de dónde pudiera partir la conspiración, una vez que no relaciona a las Mayores; es decir, empezó a subir una escalera "desde arriba hacia abajo".
Por experiencia con los Cubans Sugar Kings sabemos que, lo saludable para un club de liga menor, es la afiliación a otro matriz de Grandes Ligas, no las "relaciones de trabajo", que condena a la sucursal a recibir "piltrafa como vuelto' cada vez que le vende un pelotero a un equipo de los Circuitos Mayores y Quintana Roo no tiene afiliación, a pesar de que ganaron el año pasado por lo que, tal vez y como entredicho, la estén buscando, para lo que deben hacer todo lo que imponga el Beisbol Organizado.
En Miami, la sección deportiva de el Nuevo Herald dio la noticia como le convino, siempre afectando al cubano y algunos comentarios de "paisanos" que, por la forma como hablan se sabe cuando llegaron y por qué vía, llaman al ex pelotero como hace el brazo inquisidor de las Grandes Ligas, la Media nacional, sin acordarse de que el saltador Javier Sotomayor, al que no tocan ni con el pétalo de una rosa ni el periódico ni ese público, no solo consumía esteroides, sino cocaína y eso arrojó en los tests; además, por lo otro que denigran a José, también olvidan a propósito que, el "hombre que inventó el juego en el campo corto", Germán Mesa, ídolo de los redactores del Monstruo de la Bahía de Biscayne y de los comentaristas de cuneta procedentes de la ex Isla Bella, fue el encargado de delatar al Duque Hernández en Cuba sin ningún tipo de contemplaciones…
Detrás del problema Canseco-Liga Mexicana debe estar el Beisbol Organizado
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