Por Andrés Pascua
Los cubanos criados en Estados Unidos, como José Canseco y Rafael Palmeiro, quizás porque el dinero que recibían por jugar en grandes ligas les permitía emplear como verdaderas vacaciones el 'tiempo muerto de invierno", o porque la miraban por encima del hombro, con desdén equivocado impuesto por las circunstancias, nunca disfrutaron de la gloria que representa asistir con un club de liga invernal, aunque ajeno, a la Serie del Caribe; incluso la mayoría de los cubanos de la nueva hornada que huyen del castrismo, tampoco consideran "digno de su clase" al evento, ¡Qué equivocación tan estúpida como garrafal!
Claro, tanto para un grupo como para el otro, el único culpable por esas actitudes es la tiranía castro-comunista, que se encargó de borrar del mapa hasta las letras que componen el nombre Liga Cubana de Beisbol Profesional de Invierno, el insuperable y nunca olvidado "champion cubano de pelota" tanto como el del evento de la Confederación.
Cuando se desconoce, cuando se olvida o cuando no se valora la importancia del clásico regional, la enorme contribución de estas series a la gloria del beisbol cubano, cualquier cosa puede suceder, desde el desgano y la apatía, hasta la frase irresponsable por radio, como he podido escuchar, que busca demeritar y empequeñecer el nombre del más importante evento para los países de habla hispana que involucre la clase del beisbol de sus campeonatos y el orgullo por estar ahí, representando a sus países.
Los cubanos que deambulan por el beisbol profesional deberían estar advertidos de que, aun jugando para clubes que representan a otros países, al actuar en la Serie del Caribe representarían a Cuba solo por continuar la tradición de asistir y porque continuarían sosteniendo la bandera gloriosa en la historia del evento, sobre todo si logran contribuir al éxito del club que representan, porque engrosarían las listas de nombres dignos de tenerse en cuenta a la hora del recuento.
García con los Tigres de Aragua, o de Bárbaro Cañizares con los Yaquis de Ciudad Obregón quienes, además de ser tres de los mejores peloteros que actúan en Dominicana en esta edición, hacen un poco menos solitaria la estrella que, por obra y gracia de la dictadura que destruyó a Cuba, desde hace 49 temporadas ha estado más sola que nunca en uno de los mástiles para emblemas como el del Estadio Quisqueya.
Pie de grabado: Raúl Valdés está haciendo mérits para Cuba en el evento
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario querido fanatico :