Los artilleros del Hershey en 1940, Fleitas es el 4to izq-derecha
Por Andrés Pascual
Andrés Fleitas fue y será siempre una leyenda cubana porque, el otrora pasatiempo nacional cubano lo tuvo como uno de sus máximos exponentes en el terreno en cuanto a clase profesional, decencia y amor por el juego.
Uno de muy pocos miembros vivos, hasta el domingo pasado, día de su fallecimiento, de los Alacranes del Almendares de la década de los 40's; era, además, el único sobreviviente de los Azules que se impusieron al Habana en el juego memorable que concluyó las hostilidades del campeonato 1946-47; incluso fue quien disparo el controversial cañonazo que decidió aquel encuentro.
Fleitas tuvo la suerte de jugar y brillar en la década desde la que despegó, a alturas únicas en la región, el hoy maltratado deporte de las bolas y los strikes por la tiranía castrocomunista.
Como uno de los mejores catchers cubanos de todos los tiempos; capaz de jugar con soltura y acierto la inicial también y considerable en el rango de gran bateador, que se hizo sentir en los dos circuitos, amateur y profesional, clasifica para la memoria histórica del beisbol cubano el venerable anciano de 95 años que, a pesar de su extraordinaria lucidez, no pudo seguir jugando "un inning más", porque su organismo ya estaba muy debilitado.
Estrella con los Azucareros del Hershey de la Unión Atlética; catcher regular y 5to bate de tres ediciones Cuba del período de la Edad de Oro; sin embargo, fue su trabajo como profesional, donde logró el MVP en la recordada temporada de 1946-47, en que jugó enfermo los últimos 13 juegos, el que lo inmortalizó.
Asistió a 3 Series del Caribe y recibió el único no hit no run en ese tipo de evento, lanzado por Thomas Fine contra Venezuela en 1952, jugando para el Habana. Uno de los pocos peloteros que actuaron para los 4 clubes del champion, se retiró en 1956 y dirigió en 1957 y 1958 al Araújo en la Liga de Pedro Betancourt.
Con seguridad que a Fleitas lo recordaron en todos los rincones en que sienten pasión por el béisbol en México; allá le consideran en su justa medida por las tres campañas que jugó durante la era Pasquel.
Jersey City, Chattanoga, Havana Cubans, Cubans Sugar Kings fueron los clubes para los que jugó en el Beisbol Organizado y, si no actuó en Grandes Ligas, fue por equivocar el camino, como muchos otros, e irse a la Liga Mexicana; aunque por más dinero que lo que se pagaba en su época por jugar en las Mayores, con menos gloria y trascendencia.
En 1962, afectado económicamente por la tiranía castrista, se exilió en Miami, donde continuó sirviéndole al beisbol como fanático y, en especial al cubano, como figura de importancia en el mantenimiento de su rutilante leyenda regional, a través de su colaboración con la Federación de ex Jugadores y del Salón de la Fama del Beisbol Profesional Cubano.
Sin dudas, una perdida de magnitud irreparable para el beisbol y para el pueblo cubano. Que descanse en paz el glorioso compatriota, hombre decente y serio en el estricto sentido de los términos, que pertenece al Salón de la Fama del Beisbol Profesional Cubano y al del Deporte Cubano desde el 2003
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