Por Andrés Pascual
En México existe una gran preocupación por la pérdida de interés por el beisbol.
El soccer domina a todos los deportes en preferencia, debido a un gran trabajo de toda la Media, de los ejecutivos de liga y al poder económico de los propietarios.
Sin embargo, en Cuba sucede lo mismo, solo que la política antiamericana ha jugado su papel en el debilitamiento del beisbol favorable a la imposición del soccer.
Desde hace varios años el verdadero pasatiempo nacional cubano es el balompié.
Venezuela, con una población más inclinada a esa disciplina cada vez, configurando una réplica política del modelo cubano, necesita poco tiempo para que comience a preocupar a los interesados en la salud del beisbol.
En Puerto Rico, porque están obligados a someter a los jugadores al draft norteamericano, sin posibilidades de conseguir por sus firmas los fabulosos contratos de agentes libres como los cubanos, los japoneses o los venezolanos, además de por errores de todo tipo en la administración de la liga invernal, pues el baseball cayó, quizás, al segundo lugar en preferencia con respecto al baloncesto.
Porque no alcanza el desarrollo deportivo general de los mencionados, República Dominicana mantiene el interés por el beisbol, pero, ¿Hasta cuándo?
Aparentemente, las ligas invernales de la Confederación de Países con Beisbol Profesional del Caribe no reciben el apoyo moral y material como fue durante la primera etapa del evento, período 1949-60, en que Cuba encabezaba el circuito.
Esto ocurre porque las Oficinas de las Grandes Ligas creen que el sistema de academias puede ser mejor que el tradicionalismo, sin analizar que la cantera, el interés por el deporte, solo es posible cuando el público llena los estadios para aplaudir a sus ídolos nacionales de nivel superior de juego e importados de igual categoría.
Las ligas invernales se están debilitando peligrosamente por la asfixia económica generada en el poco público que asiste, lo que resultará en la pérdida de la producción de jugadores. Puerto Rico es una referencia en la actualidad.
Con los países de Asia, incluyendo a China continental con su enorme población, con el Pacífico, con Australia, incluso con las Antillas Holandesas, se está efectuando un tratamiento que pudiera afectar al Caribe, que pudiera beneficiar relativamente al Besibol Organizado, pero es sabido que "lo bueno para alguno no lo es para todos".
Aparentemente, ya las Grandes Ligas apostaron al mercado asiático, específicamente, por Japón, Corea y Taiwán, quedando China continental en rol de experimento, con la que iniciaron modestas relaciones de trabajo, por ahora. A fin de cuentas, nadie sabe cuándo esos jugadores estarán vestidos con los uniformes de los Yankees o de los Cardenales en buenas cantidades.
Hay nubes negras en el horizonte del beisbol latino, aunque parezca lo contrario, ¿De quién es la culpa?
¿Quién ha dejado desprotegido en México al beisbol ante un monstruo que, más temprano que tarde, lo devorará? Por igual camino va Venezuela y Puerto Rico está en crisis total.
Quizás valga la pena un estudio en foros en los que se planteen los problemas presentes y futuros que afectan al beisbol en el área; sin embargo, como sucede a veces, el asunto preocuparó cuando ya no se puedan solucionar o sean demasiado costosas las medidas.
También se debe decir que los hombres que relevaron a los antiguos dirigentes en el control del beisbol regional, comenzando por las oficinas de la Confederación, tendrán una gran responsabilidad en la debacle que se avecina
Además de adjudicarse logros de poca importancia y trascendencia, resultado del protagonismo ineficaz, se están constituyendo en la tumba en el área del mas bello e interesante de todos los deportes
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