Víctor Martínez ha tenido un gran impacto sobre el clubhouse de los Tigres en esta temporada. Desde su sonrisa y su amor por el juego hasta los lazos que ha establecido con sus compañeros de equipo, el venezolano ha sido parte íntegra del buen ambiente en los felinos.
"Ha sido maravilloso", dijo el cátcher de Detroit, Alex Avila. "Nos recuerda a cuando éramos más jóvenes."
Mucho más jóvenes...como de siete años.
Claro, ahora estamos hablando de Víctor José Martínez, el hijo del toletero que rara vez no se encuentra al lado de su papá. Toda la campaña el pequeño Víctor ha estado presente, en el clubhouse y hasta en el terreno de juego, con su papá tirándole prácticas de bateo y enseñándole muchas cosas del béisbol.
"Perdí a mi papá (por causa de un infarto) cuando tenía seis años de edad", dijo Martínez. "Entonces cuando puedo pasar tiempo con mi hijo, lo disfruto. A él le encanta estar cerca del juego. Le encanta estar en el estadio. Para mí significa mucho pasarle eso a él."
En cuanto a lo que ha significado Martínez para los Tigres, son pocos los movimientos de agentes libres en el invierno del 2010-11 que han sido tan importantes para un contendiente como el contrato que firmó el venezolano con Detroit por cuatro años y US$50 millones.
Martínez cumplirá los 33 años en el venidero invierno, y algunas molestias en las rodillas lo han limitado a apenas tres juegos en la receptoría desde el Juego de Estrellas. Por lo tanto, la adquisición del veterano tendrá que evaluarse a largo plazo. Pero en lo inmediato, se puede señalar al venezolano-cuyo jonrón con bases llenas el miércoles ante los Indios esencialmente le dio nocáut a Cleveland para el 2011-como uno de los principales motivos por los que Detroit se encuentra cómodo en la cima de la División Central de la Liga Amerciana.
El manager de los Tigres, Jim Leyland, está de acuerdo.
"Ha sido crucial para nosotros", dijo Leyland. "Él representa exactamente lo que dijo muchas veces cuando me refiero al liderazgo. Ha habido muchos a través de los años que han tratado de declararse líderes, y no lo pueden hacer. Siempre he creído eso.
"No puedes declarar a un líder", continuó. "Simple y llanamente ocurre. Y él es uno de esos muchachos con los que simplemente se da. Tiene una de esas personalidades. Respeta mucho el juego y a sus compañeros, y mantiene a todos de buen ánimo. Además, se ve bastante bien en la caja de bateo."
Especialmente ahora que los Tigres buscan sellar su clasificación.
Hace una semana, Detroit tenía ventaja de 5.5 juegos sobre los Medias Blancas y los Indios. Era una buena ventaja, pero no insuperable. Por ejemplo, los felinos del 2009 tenían 6.5 de ventaja para la primera semana de septiembre, y la dejaron ir.
En el 2011, barridas propinadas a Chicago y Cleveland deben de aliviar cualquier preocupación en ese sentido. Y Martínez fue clave en ambas, bateando .429 (21-9) con dos cuadrangulares y tres dobles en sus últimos cinco partidos. Empujó 10 carreras ante su ex equipo en el Progressive Field, ayudando a los Tigres a estar a punto de ganar su primer título divisional desde 1987.
"Todo se trata de ganar", dijo Martínez.
El venezolano no tomó mucho tiempo para ganarse el respeto de sus compañeros en Detroit, muchos de los cuales sólo lo conocían como un rival divisional. Pero su personalidad lo ha hecho bien popular.
Le ha dado consejos a Avila, quien ha tenido la mejor temporada de su joven carrera. También le dio orientaciones al cerrador dominicano José Valverde, diciéndole que confíe más en su recta de dos costuras. El quisqueyano lleva 42 juegos salvados en igual número de oportunidades. Y lo más importante de todo, su bate en el quinto puesto del lineup ha servido de mucha protección para el cuarto bate, su compatriota Miguel Cabrera.
Esto último se demuestra con las bases por bolas que ha recibido Cabrera, que han disminuido con corredores en posición anotadora de 23.1% el año pasado a 21.1% en el 2011. La temporada pasada Cabrera fue, por mucho, el líder en bases intencionales recibidas con 32. Este año son sólo 17.
A un bateador de la clase de Cabrera siempre se le va a lanzar de manera incómodo hasta cierto punto. Pero Martínez, cuyo promedio de .326 lo coloca de cuarto en la Liga Americana y cuyo average de .397 con corredores en posición de anotar es sólo superado por el de Cabrera (.401) entre los bateadores con al menos 100 turnos de esa índole, por lo menos se lo ha hecho pensar dos veces a los lanzadores contrarios.
"(Martínez) le ha permitido a Miguel batear en situaciones de empujar carreras", dijo el coach de bateo de Detroit, Lloyd McClendon. "Nadie puede proteger a Miguel, pero los managers contrarios son un poco renuentes a darle la base en ciertas situaciones. Tiene la oportunidad de batear para empujar, mientras que en el pasado no la tenía."
Con Avila detrás del plato y Cabrera firme en la primera base, Martínez ha tenido pocas oportunidades de jugar defensa, sobre todo dados los dolores en la rodilla. No participa en un juego como receptor desde el 4 de agosto.
Pero el rol de bateador designado le sienta bien. Después de un lento comienzo, consultó con dos ex compañeros que lo hacen desde hace años, Travis Hafner de los Indios y el dominicano David Ortiz de los Medias Rojas.
"Ellos me dijeron que mantuviera caliente el cuerpo para el próximo turno", dijo Martínez. "Al principio de la temporada, estaba tomando demasiados swings de práctica entre turnos, y creo que eso me cansó un poco. Ambos me dieron que estuviera moviéndome y no sólo sentado, esperando el próximo turno. Ahora estoy con la bicicleta estática por unos cinco minutos, sudo un poco y luego doy par de swings."
Los Tigres tenían en la mira a Martínez porque sabían lo que podía hacer de ambos lados del plato. Con lo que no contaban necesariamente era lo que podía aportar fuera del terreno.
"No es alguien que hable mucho, para nada", dijo el presidente y gerente general de los Tigres, Dave Dombrowski. "Pero creo que él une a todos, sin importar quiénes son ni de qué nacionalidad. La gente lo respeta mucho, porque es un ganador y un líder."
También es un padre, muy buen padre por cierto.
Antes del partido del miércoles, Víctor hijo y Víctor padre estuvieron juntos en el sofá del clubhouse visistante en Cleveland, viendo una película en un iPad y riéndose mucho. Fue uno de los momentos de felicidad compartidos entre padre e hijo este año. Y con un título divisional a la vista, se ve más felicidad en el horizonte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario querido fanatico :