Por Andrés Pascual
Va estar candente la votación por el MVP este año, yo creo que se lo deben dar a Jacoby Ellsbury, pero esa es mi opinión que, como la del muerto, "no cuenta".
Por ejemplo, ahí está Jason Verlander, un tipo que su única temporada perdedora fue la del 2008 con 11-17 durante 7 campañas y cerró esta con la Triple Corona del pitcheo.
Ante un caso como este es muy difícil votar por otro, hay que reconocerlo: líder en ganados con 24, en juegos abiertos con 34 y en efectividad con 2.40, además, llegó primero en promedio de ganados con .828, en innings trabajados con 251 y abanicó a 250, más que todos los del Joven Circuito.
Ya aseguró el Cy Young, pero no juega todos los días y, aunque su club haya ganado la división, creo que otorgarle el MVP sería injusto con otros jugadores, porque no tienen otro similar. Y sé que muchos no piensan así y a cada rato algunos escriben un manual sobre las razones por las que un pitcher, si tiene números y estos son de peso en la contribución al lugar como terminó su club, debe obtenerlo
Está "el Monstruo" Miguel Cabrera, un ser humano cuya parada final debe ser Cooperstown (salvo imponderables), que parece que nació para batear y que, por lo que aparenta, una vez que el Señor le quitó la categoría de semidios a Pujols pudiera ser "el mejor bateador del beisbol", es la otra opción de interés para discutirle a Ellsbury la elegibilidad como Más Valioso; sin embargo, aunque tanto Cabrera como Verlander integran un roster que estará en los playoffs, el inicialista empujó las mismas carreras que el outfielder del Boston y conectó 2 jonrones menos.
El venezolano, champion bate de la Liga Americana con .343 no es solo un extraordinario bateador, sino un clutch de absoluto respeto.
Si me inclino por Jacoby Ellsbury como el Más Valioso, es por efecto de que el tipo hizo maravillas fildeando en el ampilo jardín central del Fenway Park también, salvando más de un juego para el Boston; además, sus guarismos de embasamiento y slugging son parecidos a los del paisano de Vidal López.
La diferencia mayor, decisiva a mi modo de ver por Ellsbury, radica en que este joven puso sus números como primer bate de su club, mientras Cabrera bateó cuarto durante toda la temporada.
Los esteroides habían borrado la posibilidad de una temporada así
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