Así lo pedían en “los pitenes” en Pickens County, Carolina del Sur, porque el muchacho jugaba sin zapatos. Allí nació, el 16 de julio de 1889, Joe Jackson, a quien muchísimos cronistas, ex jugadores y fanaticos consideran “lo más completo que pisó un terreno de pelota”; para ser realistas, a Jackson hay que colocarlo en una lista de tres, lo mismo como bateador que como jugador de las famosas cinco herramientas, al lado de ¿Quién? Bueno, estas cosas son a gusto del consumidor, en mi caso, de Willie Mays y de Ty Cobb. En 13 años .356 dicen bastante.
En Grandes Ligas debutó con los Elefantes Blancos de Connie Mack con breves apariciones en 1908 y 1909; en 1910 fue cambiado a Cleveland y no vio mucha acción; pero, en 1911, su primera temporada completa, bateó .408 y no obtuvo el campeonato de bateadores porque Cobb produjo para .420; en 1912 lideró la liga en triples y en hits y bateó para .395; en 1913, promedió .373 y se adueñó del casillero de dobles y de slugging.
En 1914 su promedio se deslizó a .338 y le enviaron a los Medias Blancas de Chicago, al feudo de Charles Comiskey y en 1916 encabezó otra vez la liga en triples; en 1920 copó de nuevo los triples y promedió .382, fue su último año como jugador en Grandes Ligas.
Jackson fue un jugador de la era de la bola muerta, llamada así por el pobre rebote acorde con la contextura de la pelota; pero se le considera un bateador de poder por su producción de dobles y triples. Máxima inspiración en la construcción del swing de Babe Ruth, que lo copió, con las piernas unidas y cayendo encima de la bola con todo el peso del cuerpo; pero con accionar perfecto de muñecas.
Eddie Collins, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, le dijo a Ted Williams cuando fue su coach: “Lo único parecido a Jackson que he visto eres tú…” y Williams, que sentía gran respeto por el ex intermedista y se auto-reconocía como el bateador que realmente era, supo desde ese momento a qué atenerse en su concepción del outfielder caído en desgracia por el Escándalo de 1919.
Nadie tiene justificación moral por el arreglo de juegos; pero los jugadores que entregaron la Serie Mundial contra el Cincinnatti en 1919, se cansaron de solicitarle aumentos mucho menos que generosos al repugnante dueño del Chicago. Entonces un grupo de apostadores de la ciudad, la más corrupta del mundo incluso hoy, encabezado por el raquetero judío Al Rothstein, los convenció.
Nadie sabe cómo pudieron acercarse a Shoeless, pero lo hicieron…a un pelotero que le gustaba jugar y que jugaba con el alma, quien, además, estaba consciente de su papel de ídolo de la infancia y de la juventud de la ciudad.
Alrededor de Jackson y del capítulo escandaloso que sacudió al beisbol circulan dos historias: la primera, que no aceptó el dinero; la segunda, que lo tomó y, cuando lo quiso devolver, no se lo aceptaron. Ahora, lo que sí fue verdad, el jugador comentó con Comiskey lo que ocurriría y este no tomó cartas en el asunto, cubriendo con su inmovilidad y apatía la acción delictiva; mientras, nunca fue investigado por semejante actitud.
En 1920 un Gran Jurado juzgó la ofensa y Jackson se declaró inocente y salió absuelto; pero el gobierno intervino y, además de nombrar a un congresista del Comité de Relaciones Exteriores como supervisor del capítulo moral en el juego, impusieron a Ken Mountains Landis, un juez serio y recto en su profesión, como Comisionado del Beisbol de Grandes Ligas.
A pesar de que fueron eximidos por el juzgado civil, la primera acción de Landis, conocido como El Juez que Salvó al Beisbol por la medida, fue separar de por vida a los ocho acusados en la entrega.
Landis, durante los 20’s, se encargó de limpiar a Ty Cobb y a Babe Ruth de acusaciones por arreglos de juegos. Años después, el Melocotón de Georgia respondería en entrevista biográfica que: “Yo amaba mucho al juego como para hacer eso; pero, ¿Consideras lógico que un millonario entregue por un par de dólares?, ¿Cuánto se necesitaba para comprometer a Ty Cobb?
La forma como Jackson jugó aquella Serie Mundial, sin errores, con .375, con 3 dobles un triple, un jonrón y como líder en impulsadas de su equipo, no evidencian un juego “entregado”.
La mejor defensa del outfielder la hizo Ted Williams, su más grande admirador: “Joe, que no hizo nada, pagó su sentencia y porque no se pueda resucitar a Landis (de acuerdo a que debe ser el mismo Comisionado que suspenda quien revise y limpie) no puede andar así eternamente…me da asco cada vez que veo debajo de mi placa y a pocos centímetros la de Comiskey y el Descalzo todavía esperando afuera.”
Shoeless falleció en su pueblo natal el 5 de diciembre de 1951.
Por Andrés Pascual,
Joe "Descalzo" Jackson |
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