Hasta en algunas ciudades americanas con clubes de Grandes Ligas, la confrontación principal es contra la ausencia de público en las gradas…
Por ejemplo, Miami, a la que nadie puede ver como “vieja y tradicional”, en el sentido de amor por el beisbol y apoyo decidido con la presencia fanática en el estadio a ningún equipo en particular; a pesar de que participaron del movimiento de ligas menores desde la década de los 30`s y de que tuvieron alguno de interés en el beisbol sepia desde esa fecha también; que le ha dado albergue a todas las clasificaciones una vez que fue admitida en el concierto de las Grandes Ligas con los Marlins en 1993, porque la gerencia de este club no maneja la utilidad ni con honestidad ni con inteligencia, año tras año, caminan la peligrosa cuerda floja de la baja asistencia.
Pero este club tiene una gerencia que se las trae: mintieron sobre los ingresos recibidos por el impuesto de lujo, que hicieron que el equipo fuera menos pobre de lo que se creía para que les construyeran un estadio gratis y, cada vez que pueden, se desprenden de los jugadores atractivos para la taquilla, como ocurrió antes con Miguel Cabrera y hace muy poco con Dan Uggla, por lo que se descuenta el malestar en el banco del club y la dificultad que se avecina para lograr el team-work.
En Puerto Rico se acusa al draft colegial americano como culpable directo de la baja producción de jugadores con respecto al ayer de Clemente, Rubén Gómez o Rubén Sierra, lo que incide en las gradas de la liga invernal, que ya tuvo que suspender un campeonato, porque las finanzas del circuito estaban más secas que una naranja al sol durante mes y medio.
México tuvo una pelota no solo atractiva durante una época, sino de calidad elevada; tan generosa financieramente que logró convencer a muchos jugadores, americanos y cubanos, para que abandonaran al Beisbol Organizado como objetivo supremo personal y se establecieran en la patria de Juárez. Fueron los años llamados “la era Pasquel”, durante los 40`s, en que la casi totalidad de las estrellas negras americanas y cubanas actuaron allí.
Al concluir catastróficamente en lo financiero el experimento con la caída del muro racial y la terminación de la guerra, que provocaron la recuperación absoluta del beisbol en Estados Unidos, la década de los 50`s fue de alternativas en cuanto a clase profesional, pero con gran apoyo popular, que se mantuvo durante la siguiente y recuperó parte de la calidad que una vez tuvo, cuando el circuito azteca fue invadido por el jugador cubano que ya no volvería a jugar otra vez en su patria, ni desde esta.
El renacer, sin estar claro sobre el dato, se mantuvo quizás hasta finales de los 70’s, cuando un grupo notable de grandes jugadores nativos concluian sus carreras de inmortales en un circuito mucho más fuerte que lo que a veces algunos creen, desde la década anterior: al lado de Angel Scull, de Andrés Ayón, de José Ramón López…se escribieron las leyendas de Héctor Espino, de Celerino Sánchez, de Ron y Moi Camacho, del Diablo Montoya, de La Malita Torres, de Aurelio Rodríguez, de Leo Rodríguez, de los López… México también ayudó a construir otras leyendas cubanas como Tony Castaño y Wilfredo Calviño en la dirección de equipos, o las de Roberto “Musulungo” Gutiérrez y Armando Rodríguez como “umpires”, o la del venezolano Teolindo Acosta y el americano Barney Serrelll, entre varios.
Sin embargo, la pelota mejicana de hoy no forma parte del plato fuerte del fanático local, que lo ocupa únicamente el balompié, ¿Qué le pasó al beisbol azteca para que sufriera esa estrepitosa caída de popularidad?
Sin la autoridad que tiene el cronista mejicano para opinar sobre su beisbol, tengo el atrevimiento de decir que los directivos de esta pelota mejicana no tienen ni la personalidad del de otra época ni su visión para resolver posibles problemas antes de que sucedan y mantener la liga exitosa con movimientos financieros brillantes; tal vez hasta escasean del amor absoluto, que debe ser pasión, para operar un circuito que ostenta la categoría de triple A en niveles saludables en todos los órdenes.
Con casi toda la Media volcada en función del balompié desde que Televisa se convirtió en transnacional de televisión a través de Univisión, por efecto de la obligada necesidad de ser acogida en toda América la programación de ese imperio, no era posible que se aceptara como preferida en audiencia una emisión en español que no fuera a base de aquel deporte.
Y el caso mejicano es raro: el beisbol y el boxeo son los deportes que producen atletas de nivel realmente estelar en la competencia universal (en cuanto al primero, las Grandes Ligas), como no ocurre con el balompié, cuya clase es francamente mediocre, pero tiene todo el dinero que haga falta, toda la promoción y todo el fanatismo depositado en un campeonato profesional que no puede compararse con ninguno de los europeos ni con el de Brasil o Argentina, por ejemplo.
Si el beisbol está en problemas hasta en Estados Unidos en cuanto a niveles de audiencia, digamos que de Serie Mundial y Juegos de Estrellas, ¿Qué se puede esperar en otros países donde la competencia contra este es feroz?
Quizás los hombres de las oficinas de la Liga Mejicana hubieran podido hacer más por mantener la promoción en lugar destacado; tal vez no, no hay algo que pueda proponer al efecto; pero, si como se comenta, el régimen castrista autoriza la firma como profesionales de sus jugadores a un grupo de países que excluye a Estados Unidos, la Mejicana tiene que asegurar la mayor cantidad posible del talento antillano a ver qué pasa con el tiempo.
Ahora bien ni managers ni entrenadores; porque esos, a fin de cuentas, por incapaces y desfasados, tienen una buena parte de la culpa de la caída en barrena del ayer poderoso beisbol cubano. Y no se puede pegar un parche con saliva de cotorra
Pie de grabado: Con Espino y Celerino Sánchez, el beisbol mejicano se despidió del carácter competitivo en el firmamento deportivo azteca.
Autor. Andrés Pascual / Cronista Cubano del diario de Las Americas de Miami
EXCLUSIVO PARA BEISBOL 007
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