BEISBOL 007: Compartir Cabrera debe madurar

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sábado, 19 de febrero de 2011

Compartir Cabrera debe madurar

Omar Vizquel organizó un juego de softbol en enero de 2000, en el estadio Universitario de Caracas, para recaudar fondos para las víctimas del terrible deslave de Vargas, que había desolado a Venezuela apenas unas semanas atrás.


Los astros del beisbol venezolano estuvieron allí. Bob Abreu, Andrés Galarraga, incluso figuras retiradas, como David Concepción.


El único desconocido para los miles de aficionados que llenaron gradas y tribunas era un muchacho alto y delgado, con sólo 16 años de edad, llamado Miguel Cabrera.


"Va a ser una estrella, por eso está aquí", señaló Vizquel, al justificar la invitación que le hizo al por aquel entonces anónimo torpedero, firmado por los Marlins de Florida algunos meses atrás, por un bono récord en Venezuela de 1,8 millones de dólares.


El principal heredero de Luis Aparicio no se equivocó. Cabrera demostró pronto su incomparable habilidad en los diamantes.


Tenía 18 años de edad cuando ayudó a los Tigres de Aragua, su equipo en el beisbol invernal, a llegar a su primera de siete finales seguidas, en enero de 2002.


Tenía 20 años de edad cuando le sacó un jonrón por la banda contraria a Roger Clemens y ayudó a los Marlins de Florida a derrotar a los Yankees de Nueva York en la Serie Mundial, en octubre de 2003. Tenía 21 años de edad cuando impuso las marcas aún vigentes de 32 empujadas y 9 jonrones en una semifinal venezolana de 16 juegos, en enero de 2005.


Tenía 24 años de edad cuando los peces le enviaron a los Tigres de Detroit, que le dieron una masiva extensión por ocho temporadas y más de 152 millones de dólares.


Todo lo que se busque de Cabrera dentro de las dos rayas de cal habla de una trayectoria extraordinaria.


Baseball-Reference, aplicando el sistema de Bill James, le ubica junto a estos peloteros, al comparar el recorrido de todos los bigleaguers hasta los 27 años de edad: Frank Robinson, Hank Aaron, Ken Griffey Jr., Hal Trosky, Mickey Mantle, Albert Pujols, Orlando Cepeda, Al Kaline, Andruw Jones y Joe Medwick.


Aaron, Pujols, Jimmy Foxx y Mel Ott son los único toleteros que, a la edad de Cabrera, tenían, como él tiene, 240 o más jonrones y 850 o más impulsadas, con al menos .310 de average y un OPS igual o superior a .900 puntos.


Casi todos esos nombres, salvo puntuales excepciones, están en el Salón de la Fama o lo estarán, seguramente. Trosky es el único entre los ya retirados que no tiene una placa en Cooperstown. Más de una de aquellas figuras sufrieron problemas fuera del campo. Cepeda batalló contra las drogas. Mantle fue un alcohólico contumaz.


Como ellos, Cabrera posee capacidad para cosechar aplausos y ser admirado por sus habilidades atléticas. Como ellos, sus dificultades no se reducen a sólo uno o dos episodios confusos.


El aragüeño tenía 21 años de edad cuando Jeff Conine, Mr. Marlin, le criticó delante de los periodistas, aludiendo la falta de fogosidad que a veces mostraba cuando perseguía elevados en los jardines. "Al diablo con los veteranos", replicó a los reporteros el nativo de Maracay.


No debe ser cosa fácil lidiar con tanta fama, tantas expectativas, tanto dinero y tantas responsabilidades, a una edad en la que la mayoría aún no ha dejado la universidad. Pero es la vida que Cabrera escogió vivir.


Las decenas de artículos de opinión, los especialistas entrevistados y los reportajes que ha generado este segundo arresto sufrido por el inicialista de los Tigres de Detroit, la noche del miércoles, coinciden en que el venezolano necesita ayuda.


El camino de salida para toda adicción, el alcoholismo entre ellas, comienza con el reconocimiento del problema. Cabrera dio un paso en esa dirección cuando asistió a terapia hace un año, aunque luego negó que lo suyo fuera un problema con la bebida y así, quizás, dio el primer paso atrás.


Este, su tercer episodio público con el alcohol, demuestra que sí es un problema, a pesar de lo que esconda el manager Jim Leyland con sus evasivas en Lakeland, este viernes.


La mayoría de los scouts coincide en que Cabrera es a la Liga Americana lo que Pujols es a la Nacional: el mejor bateador del circuito, departamento por departamento.


Como Mantle en sus tiempos de gloria, ha sido protagonista de escándalos de mayor o menor tamaño en Venezuela y en el norte. Mantle sobrevivió a duras penas al alcoholismo y llegó, enfermo, a la vejez. Otros perdieron esa batalla, sus carreras y sus vidas, como Ken Caminiti, alguna vez el Jugador Más Valioso de la Nacional.


"Miguel es una súper estrella, y tiene que comportarse como una súper estrella", declaró su compatriota Magglio Ordóñez, al hablar del caso.


Cabrera tiene 27 años de edad. Todavía proyecta una carrera que puede terminar en Cooperstown. Está a tiempo de escuchar las palabras de Ordóñez y ponerlas en práctica.


Siempre habrá quien llene el vacío de un astro en desgracia. Caminiti se retiró y eventualmente murió por causa de sus adicciones. Por cruel que esto suene, el beisbol siguió y pocos le recuerdan hoy.


Cabrera no necesita pelear y ganar esta batalla para hacer buenas las palabras de Vizquel, una vez más. Necesita hacerlo por su familia, por sus hijas. Necesita hacerlo por él.






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