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viernes, 28 de agosto de 2015

Báez, bate de la ilusión en Chicago

Javier Baez


Kevin Van Valkenburg

DES MOINES, Iowa -- El swing más poderoso de la historia de las ligas menores comienza cada turno de bateo con la más fría indiferencia en la mirada. Indiferencia que termina empañada de violencia. Pero cuando Javier Báez conecta, cuando sincroniza su armoniosa patada con el serpenteo de sus brazos y torso, lo que nos maravilla no es ni la trayectoria de la bola, ni la distancia que recorre. Es el sonido que emiten la pelota y el bate cuando se encuentran. Es una mezcla de hambre y rabia. Una maza golpeando el acero.
Hasta escucharlo practicar sus bateos a puertas cerradas es hipnotizante. En una tarde de agosto reciente, Báez sigue la letra en español de "Esta Noche", de Justin Quiles, mientras espera pacientemente su turno para batear, sumido en las entrañas del estadio de los Iowa Cubs, Principal Park. Juega con sus guantes verde neón, bromea con sus compañeros y mueve la cabeza al compás de la música. Parece un hombre de 22 años con cara de niño, que no tiene ni una sola preocupación en el mundo. Pero cuando entra a la jaula, todo su cuerpo y su actitud se endurecen. El hombre surge de las sombras del niño, y cada swing desata una explosión de sonido que hace eco en los bloques de cemento a un volumen ensordecedor.
"Tiene un poder que jamás se ha visto", dice el manager de los Iowa Cubs, Marty Pevey. Dos horas después, contra los Nashville Sounds, Báez llega al plato deseando una bola rápida, para arrancarla de la cerca del jardín derecho, lograr un triple RBI y aportar a la victoria de los Cubs por 3-1. Sucede muy a menudo. A lo largo de los 63 juegos Triple-A de los Cubs de esta temporada, este jugador ha bateado .315 con 13 cuadrangulares, 57 RBI y un OPS de .925.
Entonces ¿por qué sigue Báez en Iowa? Es la historia sin fin de esta temporada, la misma pregunta de siempre, la eterna y remanida historia del segunda base confinado a los campos de maíz.
"Le está yendo muy bien", dice el manager de los Chicago Cubs, Joe Maddon antes del juego del lunes contra los Indians, una semana antes de la anticipada expansión de la nómina en septiembre. "La idea para él es que le siga yendo bien. Que alguien empiece bien no significa que haya que convocarlo de inmediato".
Bueno, sin duda. Pero ojalá y la historia de Báez fuera tan simple. Llegado en la temporada 2014, el analista sénior de béisbol de ESPN, Keith Law, ubicó a Báez en el puesto siete de la lista de las principales promesas del béisbol, por encima de Kris Bryant y Jorge Soler. (Addison Russell era el número 3).
Ese año, mientras Bryant y Russell seguían en las menores, Báez brilló en su debut en las mayores, anotando tres jonrones en sus primeros tres juegos a principios de agosto. Ese brillante comienzo se opacó cuando los lanzadores descubrieron que le gustaba perseguir los lanzamientos, incluso los que estaban a metros del plato; por eso su total de strikes tuvo un alarmante ascenso. Aunque su defensa en la segunda era sólida, fue eliminado 95 veces en 213 turnos en el bate, con solo .169 en 52 partidos.
"Me costó mucho aprender a hacer los swings que ellos querían, por el modo en el acostumbro a hacer los míos", explica Báez. "Hacer el ajuste ha sido muy difícil".
Pero él ha estado haciendo uno, en Iowa.
A unas 330 millas, en Chicago, los Cubs, que por años han sido objeto de escarnio por su juego inepto, están desplegando una gama de talento joven en su campo de juego. Años de selecciones y de importantes inversiones en el desarrollo de los jugadores están rindiendo más frutos de los que nadie esperaba. Bryant, 23 y Russell, 21 son dos de los mejores jugadores jóvenes de la Liga Nacional. Esta temporada ha sido más difícil para Starlin Castro, a quien incluso cambiaron por Russell como frenador y, sin embargo, este ya jugó en tres Juegos de las Estrellas para los Cubs, con solo 25 años.
En algún sentido, Báez es una víctima de las circunstancias. Los Cubs, que se dieron el lujo de la paciencia por primera vez en diez años, no tuvieron lugar en el cuadro interior. Incluso hubo rumores de que Báez era candidato a ser cambiado, cuando el equipo se preparaba para el último impulso en las eliminatorias.
Pero la permanencia de Báez en las inferiores no es meramente circunstancial.
Javier BaezNorm Hall/Getty Images
DURANTE UN JUEGO a fines de mayo contra los Reno Braves, Báez se aproxima a la caja de bateo. Se lo ve ansioso, sus movimientos son robóticos. Se para lejos del plato y lo estrocan. Luego comienza a hacer su swing, sin importarle dónde está. Exagera la patada, elonga y se abalanza sobre la bola. Llega al plato tres veces, y lo engañan seriamente cada vez. Con cada swing, tenemos la sensación de que quiere enviar la pelota hasta el domo dorado del Capitolio de Iowa, que se ve desde la cerca del campo central, a 2 millas de distancia.
Parece tener la mente en otra parte. El dolor todavía es muy intenso.
Ese mismo día, más temprano, Báez estuvo casi una hora contando historias sobre su hermana, Noely y su padre, Angel, intentando explicar el impacto que tuvieron en su vida y en esta temporada. Es difícil hablar de ellos en tiempo pasado, dice, en especial de Noely. Eran una parte importante de su historia, del hombre que intenta ser. A comienzos de la temporada, después de 21 años "milagrosos", Noely murió por complicaciones relacionadas con su espina bífida. Ella era su confidente, su inspiración y su mayor apoyo.
Después del funeral, Báez se enfrentó con las preguntas que todos nos hacemos en algún momento de nuestras vidas: ¿Cómo encontramos el tiempo para el consuelo, cuando el mundo no se detiene a esperarnos? ¿Nos enfocamos en nuestra carrera o en nuestra familia? ¿Tomamos una decisión egoísta o una altruista?
Báez eligió la familia. Se tomó una licencia de dos semanas para estar con su madre y sus hermanos, y la organización no dudó en otorgársela. Durante su ausencia, sin embargo, Bryant y Russell fueron ascendidos. Luego, cuando parecía que en junio, por fin había llegado su turno, se quebró un dedo en una carrera a la segunda base.
"Ha sido muy difícil y frustrante", dice Báez.
Y también ha sido la temporada más importante de su vida.
POCO DESPUÉS DEL NACIMIENTO DE NOELY, los médicos en Bayamon, Puerto Rico, le informaron a la familia Báez que la niña no viviría más que algunas horas. A duras penas lograría pasar la noche. Su médula espinal no se había desarrollado correctamente en el útero, una afección conocida como espina bífida. Sus órganos internos y su sistema circulatorio eran un desastre y era posible que tuviera daño cerebral.
Javier solo tenía 11 meses de edad, era demasiado pequeño para recordar lo que pasaba entonces, pero su hermano mayor, Rolando (de 11 años entonces), todavía recuerda el dolor de sus padres. "Yo era solo un niño, por eso no entendía muy bien lo que pasaba, pero todos nos dejaban en claro que ella no estaría con nosotros mucho tiempo", explica Rolando.
Pasaron dos horas y Noely, una luchadora desde el nacimiento, seguía respirando. Un día después, los médicos volvieron a hacer cálculos. Era posible que viviera cinco semanas y hasta algunos meses, dijeron. Cuando esos lapsos pasaron, ya nadie sabía qué pensar. ¿Un año? ¿Una década?
"Cuando empezó a crecer, nos dimos cuenta: Esta niña no es discapacitada", dice Rolando. "Es un milagro".
Javier tenía 7 años cuando su mamá, Nelida, lo sentó e intentó explicarle a él y a su hermano del medio Gadiel, qué era la espina bífida, para que pudieran entender por qué Noely no caminaba, por qué le resultaba difícil hablar y para qué necesitaba un dispositivo eléctrico conectado al cerebro para que la sangre circulara por su cuerpo.
Las complicaciones médicas usualmente implicaban largas internaciones de Noely en el hospital y a Nelida negándose a abandonarla en ningún momento. Por eso lo hijos quedaron al cuidado de su papá, Angel, que fue el principal cocinero, entrenador y confidente de la familia, en especial después de que Rolando fuera reclutado por los Padres y dejara el hogar para jugar en las ligas menores.
"Mi padre hacía las cosas más locas para hacernos reír", expresaba Javier. "Un día, el equipo de béisbol de mi hermano ganó un campeonato, y mi papá se trepó a la red que está detrás de la base del bateador para celebrar, hasta bien arriba, y después no sabía cómo bajarse. Tuvimos que llamar a la policía para que lo ayude".
Los chicos encontraron consuelo en el béisbol. Incluso desde joven, el talento de Javier en la cancha era evidente. Javier floreció bendecido con un cuerpo fuerte y atlético, manos fuertes y pies de un bailarín de salsa y rodeado por hermanos y primos amantes del béisbol. Su abuelo había sido un lanzador excelente en la liga de Puerto Rico, peo Javier estaba determinado a superarlo. Planeó su acercamiento a la base después de su jugador favorito, Manny Ramírez, y fue detrás de las pelotas de béisbol como si lo hubiesen ofendido y estuviera buscando venganza.
"Dentro de la cancha, era una persona diferente", dice Rolando. "Se comportaba como si hubiese estado en las grandes ligas por 20 años. Pero luego llegaba a casa y solo era un niño."
Javier se preguntaba por qué Dios le había dado un cuerpo capaz de hacer tanto pero le había dado a su hermanita una columna torcida y pulmones dañados. Esto parecía injustamente cruel, incluso para el niño con este don físico.
"Pensaba mucho en eso", dice Javier. "Pensaba: ¿Qué pasaría si pudiese darle mis piernas? ¿Qué pasaría si pudiese tomar su lugar para que ella pudiera caminar? Pero ella no quería eso. Quería hacer cosas por sí misma".
ANGEL Báez NO ERA un hombre grande, 1,60 m, aproximadamente. Pero sí era una persona trabajadora que hacía lo mejor para mantener a su familia.
"No éramos ricos ni pobres, teníamos lo suficiente", dice Javier. Ángel cortaba el paso para ganarse la vida y era empleado de Twins Landscaping, una empresa grande local, donde se encargaba de cuidar las canchas y estadios de béisbol en Bayamon. Por momentos parecía incansable e indestructible, que es por lo que se sorprendió su familia cuando una noche de verano llegó a su casa del trabajo y se fue directo a dormir. Normalmente, llevaba a sus hijos a jugar a la pelota o a pegar roletazos, pero ese día estaba exhausto.
En medio de la noche, Ángel se tambaleó hasta el baño y comenzó a vomitar. Javier, que en ese entonces tenía 12 años, escuchó el alboroto. Sabía que su madre estaba en el hospital con Noely, por lo que se levantó a ver si Ángel necesitaba ayuda.
"Lo sostenía en el baño mientras vomitaba", dice Javier. "Le dije: 'espérame, voy a despertar a Rolando para que te pueda cuidar'. Mientras mi hermano se vestía, volví al baño y lo vi tirado en el piso. Traté de hablarle, de levantarlo, pero no tenía mucha fuerza para hacerlo".
Fue entonces que Javier notó el corte en la cabeza de su padre. Al parecer, Ángel trató de levantarse, se resbaló y se golpeó la cabeza contra el lavabo o el inodoro. Tenía un corte profundo en su cabellera y su cabello estaba empapado en sangre. Los chicos llamaron desesperadamente a su madre, pero para el momento en que su padre llegó al hospital, era demasiado tarde. Ángel murió, dice Javier, como resultado de ese golpe en la cabeza.
"Recuerdo pensar 'no puede ser que esto esté pasado'", dice Javier. "Fuimos a la casa de mi abuela y había mucha gente afuera, tantas que hasta casi parecía una fiesta. Vi a mi mamá en la sala de estar, y le dije 'sé que papá no va a estar más aquí, pero nosotros sí. Tenemos que ser fuertes'. Ella se calmó un poco después de eso, pero era una situación muy mala".
Él se negaba a que alguien lo viera llorar. Estaba decidido a ser fuerte. Pero cuando nadie lo estaba mirando, se metió en la habitación de su abuela, cerró la puerta y comenzó a llorar.
POR UN AÑO, la familia Báez intentó ganarse la vida en Puerto Rico, pero se hacía cada vez más difícil. Nelida decidió mudarse con su familia a Carolina del Norte, con la esperanza de, al menos, tener un mejor acceso a la salud para Noely. Rolando, en ese entonces recién casado, se quedaba en Puerto Rico.
La familia tenía familiares en Carolina del Norte que los ayudaron en su transición. "Honestamente, no recuerdo ni qué parte del Estado era" dice Javier. "Solo recuerdo que nos mudamos al medio de la nada". Pronto la familia se dio cuenta de que habían cometido un error. Javier y Gadiel se inscribieron en una escuela con un programa con inglés como segundo idioma pero se sentían totalmente perdidos.
También estaban horrorizados cuando se enteraron de que el béisbol era solo un deporte de temporada en los Estados Unidos.
"No tenemos amigos; no hablamos inglés; y hacía 115 grados afuera, no podíamos hacer nada", cuenta Javier. "Todo lo que recuerdo es escuchar a mi mamá llorar todos los días".
Finalmente, Javier dio un ultimátum infantil: O encuentras una situación mejor para nosotros o nos dejas mudarnos de nuevo a Puerto Rico. Nelida lo pensó, llamó a una amiga que conocía hacía muchos años (su hija también tenía espina bífida) y dio otro salto de fe. Le darían una oportunidad a Jacksonville, Florida.
"Al principio, pensé que era aburrido", expresa Javier. "Cuando estás en casa, escuchas ruido por todos lados. Puerto Rico es ruidoso y siempre hay algo para hacer. Jacksonville no era así". Sin embargo, el béisbol en Jacksonville no era aburrido o extraño. Se sentía como en casa cada vez que se ponía un guante o pisaba el plato. Se unió a un equipo de viajes, hizo algunos amigos y aprendió inglés de forma gradual chateando con sus compañeros de equipo (y mirando televisión). También sacó músculos en su contextura desgarbada. "La primera vez que volé a Jacksonville fue un año después de que se mudaron de Carolina del Norte", cuenta Rolando. "Fui a un torneo en Lakeland a ver a Javy. No podía creer lo que estaba viendo. Parecía un hombre grande".
A la mitad de la carrera en la escuela secundaria de Javier en Arlington Country Day, el mundo de los exploradores y los managers del béisbol comenzó a notarlo también. Al principio no estaba visto como una promesa de élite, pero siguió destruyendo bolas de béisbol. Llamó la atención de la gente. En su último año, bateó un espectacular 771 (64-por-83), con 22 jonrones, 20 dobles y 6 triples. Fue suficiente para persuadir a los Cubs a que lo contraten con el n.° 9 en la lista de las Grandes Ligas del Béisbol 2011 y le entregaron un contrato de $2 600 000.
Mientras las acciones de béisbol de Báez mejoraban, también lo hacía la situación de Noely. Tenía mejor atención médica en los Estados Unidos, iba a la escuela que le gustaba y estaba disponible para mirar los juegos de béisbol de su hermano. "Se volvía loca cuando yo hacía un strike", cuenta Javier.
"Me gritaba, '¡Haz un hit! ¡Haz un hit!' Entonces cada vez que hacía un jonrón, la señalaba. Le encantaba".
Con el tiempo, los hermanos de Noely aprendieron que era injusto ponerle límites. No le gustaba que empujen su silla de ruedas, insistía en hacerlo ella misma. Si sus hermanos iban a cabalgar y se metían en la piscina familiar, insistía en unirse al combate, y ellos la lanzaban a la pileta también (con mucho cuidado).
Cuando andaban en moto de agua en el mar, ella les rogaba que la lleven, entonces la sujetaban bien y rebotaban en las olas. Cuando Rolando compró una motocicleta, la sentó en la parte trasera y la llevó a dar un paseo. Uno de los recuerdos favoritos de Báez de su hermana siempre será el día que llevaron a Noely a Disney World, un lugar que había añorado conocer por muchos años, y ella descendió por Splash Mountain.
"Mi mamá estaba muy preocupada", recuerda Báez. "Pero Noely estaba tan feliz. Gritaba y gritaba. Le gustó mucho".
Javier BaezAP Photo/Paul Beaty
EL DÍA QUE Báez tuvo su debut en agosto del 2014 contra los Rockies, caminó al plato como un veterano de hacía 10 años. Estaba listo. Había soñado con eso toda su vida. Como un adolescente, con el logo de las Ligas Mayores tatuado en la parte trasera del cuello, era su destino ser una superestrella, y esa era su oportunidad. Diez miembros de su familia, incluso Rolando, Noely y su madre, estaban en Denver para verlo.
Hizo un strike, un out y otra vez un strike.
Cuando entró al plato en el 12 con el juego empatado 5-5, miró al lanzador Boone Logan, enterró el pie de atrás, movió su bate y bateó una bola rápida al campo opuesto y anotó un jonrón. Mientras recorría las bases, señaló al cielo, luego a su familia en la tribuna. Dos días después, en el tercer juego de su carrera, bateó dos jonrones más contra los Rockies, y se convirtió en el tercer jugador de béisbol de la historia en hacer tres jonrones en los tres primeros juegos de su carrera.
Lo hacía parecer fácil. Pero solo al principio. En los dos meses siguientes, hizo strikes a un nivel extraordinario (41,5 por ciento de sus bateos). Ganó el sombrero de oro cinco veces; cuatro strikes en un juego. Otras nueves veces, hizo tres strikes en un juego. Según FanGraphs, el 39 por ciento de sus swings salieron de lanzamientos fuera de la zona de strike.
Los Cubs estaban preocupados porque su swing curvo no duraría una temporada completa. Los Cubs se daban el lujo de sortear su formación durante el año, con el equipo muy lejos de perseguir un desempate. Si fallaba, habría una discusión más grande sobre los ajustes que debía hacer y, probablemente, otra temporada en las ligas menores. Para el final de la temporada, estaba claro que algo debía cambiar. Firmó para jugar en los juegos de invierno en Puerto Rico pero obtuvo resultados mezclados.
"Debe acortar el swing", expresa el manager de los Cubs de Iowa, Pevey. "De lo contrario, seguirá escolarizado. Cuando el cañón del bate parece el driver de John Daly, crea una curva gigante. Mientras más grande es el swing, más rápido debe comenzarlo. Entonces estás retrasado en la bola rápida y out en un quiebre de la bola. Ahí reside el mayor problema".
Báez insiste en que estaba escuchando en los entrenamientos de primavera de esta temporada, absorbiendo información, haciendo cambios. Dirigía la bola al campo opuesto en las prácticas de bateo y aspiraba al trabajo del Día de apertura en segunda base. Pero con los Cubs como contrincante por primera vez desde el 2008, no pudieron afrontar donar bateos.
Maddon dijo que Báez era uno de los mejores jugadores jóvenes que había visto, pero también advirtió que no era seguro que formara parte de la lista. "No existe un programa de privilegios", expresó Maddon cuando se le preguntó sobre Báez en el entrenamiento de primavera. "Todo se tiene que ganar".
En realidad a Báez le dolía. Los años de procedimientos médicos habían afectado el cuerpo de Noely, y si bien su mente quería seguir peleando, sus órganos no cooperaban. Recientemente había pasado seis meses en el hospital por problemas en sus pulmones y parecía que iba a tener que volver.
"Cada vez que los médicos la intubaban, sus pulmones se debilitaban", cuenta Báez. "Era muy duro. Ni siquiera podía levantarse. No podía hablar. Había que tocarla para que supiera que estabas ahí porque había muchas máquinas. Creo que, al final, decidió irse en lugar de que la intubaran de nuevo".
Mientras tanto, pareció por un periodo breve que Báez podía llegar a la lista del Día de apertura de los Cubs a pesar de su bateo pobre durante la primavera (173 con 20 strikes en 52 bateos).
Muchos medios informaron que se le había dicho que él hacía el equipo. Pero en los recortes de la lista, a Báez lo descendieron a Iowa (como a Bryant y a Russell).
"Está tan cerca de resolver el asunto dentro del cajón del bateador", les expresó el manager, Theo Epstein, a los periodistas. "Sentimos que el Triple A es el foro correcto para él, el camino correcto para que siga haciendo esos ajustes y quede asegurado. Todo el resto lo hace bien dentro del campo de béisbol. No está lejos de lograrlo".
Si bien pudo con su decepción, Báez no pudo dejar de preocuparse por Noely. Llamó a su madre para ver si había novedades. Trató de asegurarle que las cosas estarían bien, que debía concentrarse en el béisbol, pero él estaba en el medio de dos mundos.
EL DÍA ANTES de la apertura de temporada de los Cubs, fue a entrenar. Mientras se preparaba para entrar al campo, recibió una llamada de Gadiel que estaba jugando al béisbol en el Tabor College: "Acabo de hablar con Rolando. Está con Noely. Estaba llorando. Sabes que él nunca llora. La situación está complicada. Creo que es momento de que volvamos a casa. Ahora".
Báez les pidió a los Cubs que lo pusieran en el próximo vuelo a Jacksonville, y lloró todo el vuelo. Trató de prepararse, de recordar que toda la vida de Noely había sido un milagro, que los 21 años que había vivido eran una bendición. Cuando llegó al hospital, Noely había fallecido. Entró a la habitación, sostuvo la mano de Noely y le dijo adiós. "Fue muy duro", comentó. "Muy duro".
Al principio no estaba seguro de si necesitaba alejarse del béisbol por un tiempo para hacer el duelo. Pero los Cubs lo creían necesario. Le dijeron que algunas cosas eran más importantes que el trabajo. Entonces regresó a casa.
"Pensé que tenía que ser fuerte por mi madre, y que tenía que mantenerla ocupada", dice Báez. Puso su mejor cara de obstinación y les aseguró a todos que iban a superar esta situación juntos. Iban a estar bien. Por un mes, la familia habló de Noely, contaba historias sobre ella y miraba sus fotografías. Báez tenía tatuado su nombre en el antebrazo con una inscripción en español: Tus manos nunca hicieron daño. Tus pies nunca dieron un paso en falso.
No fue hasta que volvió a Iowa que comenzó realmente su duelo. "Dejo salir todo cuando estoy solo", dice Báez. "Todavía lloro cuando pienso en ella, pero luego me doy cuenta de que es algo normal. Es algo que necesitas hacer, mostrar tus sentimientos".
Canalizó su tristeza a través del béisbol. "En seguida estaba luciéndose con los lanzamientos en la liga menor. Quería volver a las grandes ligas, por sí mismo, por su madre y especialmente por Noely.
Jaview BaezWilfred Perez/Icon Sportswire
Era difícil ser paciente. En sus noches malas, lanzaba la pelota con tanta violencia y potencia que muchos de los bateadores terminaban con una rodilla en el suelo, con la potencia del joven humillada por otro lanzamiento así. Miraba videos de él mismo para intentar mantener el nivel de sus manos, pero era frustrante. Siempre lanzaba hacia un lado, como cuando su padre y su hermano le enseñaron por primera vez el juego. Difícil.
"Está trabajando en tratar de pegarle a una pelota por 400 pies en vez de 700" dice el entrenador de bateadores de los Iowa Cubs, Brian Harper.
Finalmente, parecía que iba a tener su oportunidad. El club de las grandes ligas tenías algunos juegos interligas próximos, y había una oportunidad para agregar su bate a la lista de bateadores designados.
Dos autoridades de los Chicago Cubs visitaron al equipo en Des Moines, y Báez sabía que lo iban a estar mirando desde cerca. "Sientes esa sensación que tienes cuando sabes que te van a ascender", dice.
Un deslizamiento de cabeza a la segunda base el 7 de junio arruinó todo ese trabajo. Su dedo se quedó atorado en la bolsa cuando pasaba y el dolor era insoportable. Intentó seguir jugando, insistiendo con que estaba bien y que la hinchazón no era nada, pero el equipo técnico vio su mano (que era del tamaño de una pelota pequeña) y lo envió a hacerse unas radiografías. Un dedo roto significaba de cuatro a ocho semanas de rehabilitación.
Con los Cubs más fuertes por primera vez en mucho tiempo, él fue enviado a Arizona.
"Voy a ser honesto contigo, la rehabilitación realmente es lo peor", dice Báez. "Estar en Arizona fue muy frustrante. "Soy del tipo de personas que necesita estar en movimiento. Necesito jugar todos los días. No podía hacer nada más que sentarme y mirar televisión".
No le prestaba atención al club de grandes ligas cuando estaba afuera. No se quería obsesionar pensando en lo que podría haber sido, pero era difícil no autocompadecerse. A medida que le permitieron sacarse el yeso, empezó a batear pelotas desde la salida con una mano. Comenzó otra vez con lo básico: una buena postura, un espacio corto entre los pies, las manos bien levantadas y un contacto fuerte. En seguida, pudimos escuchar el golpe de la pelota en su bate otra vez. Cuando volvió a Iowa en Julio, Báez tuvo una racha de siete partidos con múltiples bateos en el que bateo 441.
"Sé que todo fue muy frustrante, pero debe haber sido lo mejor que le pudo haber pasado", dice Pevey.
"Cuando volvió, su posición en la base era más corta y calma, y parecía que estaba haciendo correcciones de veterano que le permitían ser realmente exitoso en las grandes ligas".
El 1 de septiembre, el próximo martes, los equipos podrán expandir sus listas a 40 jugadores, que es la próxima oportunidad posible para que Báez encuentre su lugar en la liga mayor desde que Noely murió. Pensó, brevemente, que esta era una temporada perdida. Ahora, es probable que regrese cuando los Cubs más lo necesitan.
Ha estado corriendo pelotas fuera del campo durante la práctica de bateo en Iowa, en caso que el equipo le quiera dar una oportunidad como lateral derecho o izquierdo. No era algo que le pidieron hacer. Simplemente a hacerlo un día por su cuenta. Nunca sabes, dice Báez, las oportunidades que te puede dar la vida.
"Ya va a llegar su momento", dijo Maddon el lunes. "Está en el radar sin lugar a dudas".
Báez todavía le habla a Noely cuando está solo sobre sus alegrías, sus plegarias, sus frustraciones y decepciones. Probablemente siempre lo hará. "Cada vez que escuchaba mi nombre y sabía que iba a entrar a batear, enloquecía", dice Javier. "Sin importar cómo iba el partido, cuán mal o bien estaba jugando, siempre estaba allí para alentarme.
Eventualmente, batearía otro jonrón en las grandes ligas, y él sabe que lo hará. Señalará a su madre en las gradas y le agradecerá por su sacrificio. Luego, señalará al cielo y pensará en su hermana, imaginando que todavía puede escucharla gritar de alegría.

jueves, 27 de agosto de 2015

Ídolo de Nueva York




Ídolo de Nueva York


Fue parte de un cambio que jamás se concreto. Sus lágrimas atraparon a la afición de una de las ciudades más cosmopolitas del mundo. Pese a ser objeto de burla por no afrontar como profesional su supuesto cambio, Wilmer Flores ha dado razones de pesos para que los Mets de Nueva York lo mantuvieran en su roster como una de sus piezas a futuro.

Desde el 29 de julio, cuando la infructuosa transacción que lo enviaría a los Cerveceros de Milwaukee junto a Zack Wheeler por Carlos Gómez se cayera, el venezolano ha demostrado su valía con el bate y sentido de pertenencia con la organización.

Ha promediado 324 con cuatro jonrones y 14 remolcadas en 21 encuentros, mientras que Gómez que fuera transferido al día siguiente a los Astros de Houston, apenas batea para 191 con dos jonrones y ocho remolques.

La decisión acertada de la gerencia rindió frutos ya que Flores ha sido determinante en el primer lugar que los Mets mantienen en su división con cinco juegos y medio sobre los Nacionales de Washington, mientras que Gómez no ha marcado diferencia en unos Astros que también marchan lideres en su división pero que han sentido el acecho de los Angelinos de Anaheim en los últimos días.

Para el pelotero ficha de los Bravos de Margarita en la LVBP, todo ha sido una ruleta rusa desde que se anunció su cambio a Milwaukee y sus lágrimas se hicieron eco en todo el béisbol. El OPS de Flores es de 993 desde aquel 29 de julio, siendo una de las razones de pesos para que el mánager Terry Collins lo mantenga en la alineación.

 “Desde ese día, ha sido realmente divertido. No puedo decirles que es por eso (el cambio infructuoso)”, declaró Flores al New York Post, tras la histórica noche de lunes en las que los Mets dispararon ocho jonrones – incluido dos del venezolano -,  para implantar un nuevo récord en la franquicia. “Lo que me pasó fue lo más loco que me ha tocado vivir. Pero ya es una cosa del pasado”.
Las lágrimas de Flores fueron tendencia mundial en twitter

Por más que parezca extraño, los Mets han cosechado marca de 17-7 desde entonces, siendo uno de los equipos más calientes de todo el béisbol, y serios aspirantes a estar en la Serie Mundial. Los movimientos que realizó la gerencia a finales de julio y comienzos de agosto han fortalecido sus debilidades, siendo vitales en ese primer lugar: Yoenis Céspedes, Juan Uribe, Kelly Johnson. Tyler Clippard y Eric O´Flaherty.

Tampoco podemos obviar el retorno de David Wright, un bate que será determinante en esas aspiraciones.

Campocorto con más cuadrangulares
Wilmer Flores ha generado el impacto que esperaban los Mets cuando decidieron darle la responsabilidad de ser el campocorto de todos los días en 2015.

Pese a que su defensa ha sido cuestionada durante la temporada, el valenciano de 24 años de edad, ha establecido varios registros como jugador de la posición seis. Durante abril y mayo, coleccionó ocho cuadrangulares, igualando el cuarto total más alto de las mayores para un campocorto con menos de 24, de acuerdo con Elias Sports Bureau.

Solo Alex Rodríguez, que lo hizo dos veces (10 en 1996, a los 20 años, y 20 en 1998 a los 22 años), y Cal Ripken (11 en 1984, a la edad de 23), han superado la cifra que Flores estableció con los Mets.

Otros torpederos que sacaron ocho estacazos de vuelta completa, antes de cumplir los 24 años de edad son: Arky Vaughan (1935, Piratas), Rico Petrocelli (1966, Medias Rojas), A-Rod (1999, Marineros) y Jean Segura (2013, Cerveceros).
Flores ha promediado sobre los 300 entre finales
de julio y durante el mes de agosto

Actualmente, sus 14 vuelacercas y 54 remolcadas lo ubican como el segundo campocorto en la historia de los Mets con 12 o más jonrones y 50 o más remolcadas. José Reyes es el primero en conseguirlo en tres ocasiones: 2006,2007 y 2008.

Flores vive las mieles del éxito, su repentina fama ha llegado justo cuando su bate ha estado encendido y parece no tener indicios de apagarse.

Es la nueva estrella de Queens.

El dato
La marca de más cuadrangulares para un shortstop venezolano en las mayores le pertenece a Asdrúbal Cabrera en 2011, cuando vistiendo el uniforme de los Indios de Cleveland, despacho 25. En ese entonces, contaba con 25 años.

http://beisboladentro.blogspot.com/

Los Marlins contemplan acercar los muros en su estadio

MIAMI -- En lo que parece que será una larga lista de asuntos por resolver en la temporada muerta, los Marlins contemplarían hacer ajustes a las dimensiones de su amplio Marlins Park.
El presidente del equipo David Samson informó que la organización piensa acercar y bajar un poco los muros en uno de los estadios más difíciles para pegar jonrones en las Grandes Ligas.
"No hemos fijado un plan", le dijo Samson a MLB.com. "Estamos observando todo, pero estamos tratando de tomar una decisión para la próxima temporada".
Miami ocupa el 29no lugar en la Gran Carpa con 91 cuadrangulares, y comparten el 26to puesto con Oakland con 42 vuelacercas como locales.
Giancarlo Stanton ha pegado 13 de aquellos bambinazos de los Peces en el Marlins Park.

Pujols, Shoemaker lideraron blanqueada de Angelinos vs. Tigres



Los Angeles Angels' Kole Calhoun safely beats the tag of Detroit Tigers catcher Alex Avila to score from second on a single by teammate Albert Pujols during the sixth inning of a baseball game Thursday, Aug. 27, 2015, in Detroit. (AP Photo/Carlos Osorio)


DETROIT -- Matt Shoemaker permitió un hit hasta la octava entrada, Albert Pujols remolcó una carrera y anotó otra, y los Angelinos de Los Angeles derrotaron el jueves por 2-0 a los Tigres de Detroit.
Los Angelinos comenzaron la jornada a un partido de Minnesota en la lucha por el segundo wild card de la Liga Americana, y con Texas pisándoles los talones a medio encuentro.
Shoemaker (6-9), quien estudió la secundaria a una media hora del estadio de los Tigres, dominó en su primera salida en Detroit. Sólo admitió un sencillo a Anthony Gose en la tercera. El derecho ponchó a cinco y dio un boleto en siete y un tercio de entradas.
Huston Street lanzó la novena para su 31er rescate del año.
Por los Angelinos, los dominicanos Pujols de 3-1, con una remolcada y una anotada; Erick Aybar de 4-2. El venezolano Carlos Pérez de 4-1.
Por los Tigres, los venezolanos Miguel Cabrera de 3-0 y Víctor Martínez de 3-0. El cubano José Iglesias de 3-0

Córdoba espera franquicia con remozado Beisborama




PARA JUEVES 27, AGOSTO 2015…
JUAN VENÉ EN LA PELOTA…
Coral Gables, Florida (VIP-WIRE).-
“Los hombres inventan aventuras pasionales que jamás han vivido, mientras las mujeres ocultan las que sí han disfrutado”… Anónimo.-
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La pregunta de la semana…: De los 30 equipos de Grandes Ligas hay 12 en lucha por uno de los lugares de postemporada 2015. Hace 140 años, en 1871, terminaba también su campaña la primera Liga Grande, la National Association. Era igualmente la primera temporada que jugaban. ¿cómo quedaron aquellos equipos?
La respuesta…: Eran nueve clubes, el que más jugó lo hizo 35 veces y quedaron en este orden, Atléticos de Philadelphia, Calcetines Encarnados de Boston, Calcetines Blancos de Chicago, Mutuals de Nueva York, Olímpicos de Washigton, Unions de Troy, Forest Citys de Cléveland, Kekiongas de Fort Wayne y Forest Citys de Rockford.
** Podría ser que cuando leas esta columna ya José Reyes esté uniformado de Yankee y en Atlanta para la serie del fin de semana con los Bravos. El dominicano pregonó en Denver que deseaba irse de los Rockies, a quienes llegó en el cambio de los Blue Jays por Troy Tulowizki. Reyes posee extraordinarias facultades como bateador y como shortstop, pero el único que ignora esa preciosa realidad es él. No toma en serio su profesión. Por eso lo negociaron los Mets, por eso salieron de él los Marlins y por eso lo mandaron los Blue Jays al otro lado del mundo. Si aterriza ahora en Yankee Stadium, lo veremos aseado, decente, sin la asquerosa melena ni las horribles patillas. Los consejeros del Bronx tratarán de adecentarlo y convertirlo en adulto…
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Letrero que se lee antes de entrar al consultorio del médico Andrés Fermín Medina…: “El doctor está muy ocupado. Por favor, tenga sus síntomas preparados”.
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La Pelota Cordobesa.- En Córdoba, Veracruz, todo está listo para recibir una franquicia de la Liga Veraniega de México. Y no sueñan con una nueva, porque están dispuestos a salvarles la vida a los Broncos de Reynosa, cuyos ejecutivos han fracasado de-todas-todas. El presidente municipal de Córdoba, el médico Tomás Ríos Bernal, le dijo a mi querido amigo, el narrador Domingo Setién (El Mulato de Córdoba), que está preparado para ordenar la remodelación del estadio Beisborama, hasta dejarlo como nuevo, y con cuanto haga falta para el bienestar del beisbol…
Otra veracruzana.- Entre tanto, en Veracruz, Veracruz, temen que los Rojos del Águila tengan que mudarse, no a Córdoba, ¡¿quién sabe por qué?, sino a Chiapas. La situación económica del equipo veracruzano no es mala, pero no aparece el dinero que, se supone, entra en esas arcas. Traté de hacer contacto con quien aparece ahí de ejecutivo, José Antonio Mansur, pero no contesta las llamadas. Es su estilacho… ¡¿Y cómo se hace, pues?!…
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Letrero al lado del aviso “NO ESTACIONE“…: “Estaciona ahora y paga después”.
OJO.- En juanvene.com, el archivo de estas columnas y mucho más.
Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso un lector como tú.
@juanvene5

miércoles, 26 de agosto de 2015

Un extraterrestre llamado Miguel Cabrera

Quieto en primera
Por Alfredo Villasmil Franceschi


Cuando se habla de Miguel Cabrera hay que ser ponderado y no perder la sindéresis. Son tantos los batazos de todos los calibres, tan superlativos los números que coloca el maracayero, que debemos hacer un ejercicio de ascesis para analizar objetivamente, o por lo menos sin parcialidad patriota, los números puestos hasta ahora por el inicialista y designado de los Tigres de Detroit. Parece que fuera un extraterrestre, alguien de otro mundo. 

Desde que regresó de la lista de incapacitados, el pasado  15 de agosto, el inicialista y ahora designado de los Tigres de Detroit no ha dejado de batear. De hecho, antes de comenzar la jornada de este jueves, el criollo acumulaba 10 juegos seguidos conectando por lo menos un hit y en los 7 últimos han sido jornadas de dos o más cohetes. Su average es de .371, el más alto para cualquier pelotero desde 2001. Sobre todo si hablamos de un bateador derecho.

Lo que ha hecho el criollo es algo sin parangón en la historia del equipo. Si este miércoles suena dos o más hits, sería el primer pelotero de los felinos de la ciudad de los motores en sumar ocho cotejos multihits desde 1948, cuando Hoot Evers lo hizo entre el 5 y el 11 de julio.   Mucha gente dice que todo esto se debe a que el criollo no tiene la presión de ganar por ganar, ya que los Tigres no están compitiendo por un puesto en la postemporada. Pero esto no parece ser así.

El venezolano sigue trabajando como siempre, con mucha ética. “Si veo a alguien que no está practicando o haciéndolo bien antes de que comience el juego, soy el primero en decirle que lo haga bien”, le declaró el pelotero al periodista James Schmell, del Michigan Live. Para el pelotero todos los jugadores del club tienen aspiraciones y quieren ganar. Si bien es cierto que anda en el foso de la división central de la Liga Americana, también es verdad, que solo le separan 5.5 cotejos del puesto del comodín.

“Yo observo  a todo el mundo”, comenta el recio tortero. “Veo que todos hablan, que todos pujan. Todos queremos tener una racha ganadora, pero para que eso ocurra, tienes que ganar un juego primero”. El problema es que el equipo en cuestión ha perdido cinco en fila. “Todos nos sentimos bien, yo me siento bien. El problema es que no estamos jugando como equipo, por eso no tenemos los resultados esperados. Ahí está el detalle”.

¿Hasta dónde llegará el poder de este paleador? Un promedio de .371, un OBP de .473 y un slugging de .604 demuestran lo superlativo de la temporada del criollo. Aún no asume el liderato de bateo, pero de seguir como va, tomando cuatro turnos por juego, en dos días volverá a reinar en la Liga Americana y le demostrará a todos que es el mejor bateador de todo el beisbol, pero por lejos.

Listo, se acabó el juego

En Twitter: @alfredvillasmil