Por Andrés Pascual
No es una condición enfermiza de la personalidad…es dolor; las veces que cualquier cubano proyecta la cantidad de compatriotas posibles en Grandes Ligas a través de los más de 120 años que median entre la contratación de Esteban Bellan por los Troymakers, de la Liga Federación, y este 2009 apenas recién iniciado…
Sentado a la computadora, mientras redacto este artículo, observo ESPN con los resultados de anoche: raudo tras un rolling que continuó viaje al center, Yunel Escobar; momentos antes, Yunieski Betancourt fildeo, de espaldas al home, un elevado que llevaba etiqueta de "Texas leaguer".
Estos nuevos elementos cubanos en el Béisbol Organizado tienen "hambre"; pero, también, lo otro, las condiciones necesarias para imponerse; o, por lo menos, integrar oficialmente el roster inicial de 25 jugadores de un club del Big Show.
Posiblemente Escobar, Betancourt, Alexei Ramírez…no conozcan de la historia gloriosa del pasado en el béisbol cubano; no han de saber que la posibilidad de jugar en el Béisbol Organizado de todos los jugadores hispanos que brillan con luz propia hoy en el firmamento del béisbol de Grandes Ligas, deben agradecérsela a la Mayor de Las Antillas; porque fueron cubanos quienes introdujeron y desarrollaron el juego en la mayoría de los países del Caribe; fueron cubanos los ídolos de las generaciones de fanáticos anteriores a Guerrero y Pujols, incluso a Juan Marichal, en Dominicana; en México son venerados en niveles inalcanzables para cualquier mortal común y corriente Martín Dihigo, Conrado Marrero, Brujo Rosell, Roberto Ortiz, Ramón Bragaña o Lino Donoso, entre muchos; en Venezuela, Regino Otero, Pelayo Chacon, Cocaína García, Joaquín Azcue, René González…para que seguir.
Fue un cubano, Rafael Avila, venerado como un Dios en el juego en Quisqueya, el artífice de la masividad beisbolera en la tierra de Johnny Ventura; porque fue Avila quien convenció a la gerencia de la Organización de los Dodgers de Los Angeles para que abrieran una academia en base al talento nacional y, sin dudas, dejar de lado la posibilidad-todavía en 1980 soñada-, de traer a Cuba al concierto de forma natural; tal iniciativa se retomó por todos los clubes de Liga Grande y allí están y, tanto se desarrollo masivamente ese país, que hasta los clubes japoneses, como Hiroshima Toyo Carps, instalaron su academia allí.
Triste, muy triste la realidad del pelotero cubano que no pudo salir de la Isla a través de 47 años de prohibición: en la patria de Tony Oliva, de Zoilo Versalles, de Adolfo Luque, de Camilo Pascual, de Sandalio Consuegra, de Tany Pérez, de Leonardo Cárdenas, de Pedro Ramos, de Orlando Peña y, por que no, de Escobar, Betancourt, Livan Hernández…quedaron en el camino, como guerreros caídos sin la primera gran batalla, la hornada de peloteros más rica que cualquier país del mundo ajeno a las fronteras de Estados Unidos podía aportarle al Béisbol Organizado, que nadie lo dude nunca, Son casi cincuenta años, señores! Medio siglo casi..!
El primer elemento relacionado con el béisbol que se asiló posterior a 1959, fue el ex manager y ex jugador de los circuitos amateur y profesional criollos, Napoleón Reyes; el oriental, que jugara en Grandes Ligas para los antiguos Gigantes de Nueva York, no regresó al país cuando la franquicia de los Cubans Sugar Kings fue trasladada a Jersey City en plena mitad de temporada de 1960(6 de julio, para ser exactos); después seguirían el camino de Napoleón, Clemente "Sungo" Carreras y Oscar Garmendia, ex jugadores profesionales-Garmendia también actúo en el circuito amateur unionista-, manager y coach del equipo Cuba que ganó la Serie Mundial amateur en Costa Rica, en 1961; también solicitó asilo político allí Pepe Fernández, que se desempeñaba como outfielder de la selección…En 1964 abandonó Cuba en balsa un pitcher zurdo de velocidad silbante que prometía convertirse en un estrella de la serpentina, pero no dio la talla en el profesionalismo, Manuel "Amorós" Hernández había sido, junto al pitcher derecho Manuel Hurtado, el estrella de la selección Cuba juvenil que perdiera el Campeonato Mundial de la categoría celebrado en La Habana a finales de 1961 ante México y, fue Amorós, con una faena impresionante de más de 15 ponches quien, por un error, perdió el juego decisivo ante la novena azteca, este pitcher lanzó un juego de no hit no run en aquel campeonato.
Bárbaro Garbey, un antesalista y outfielder del Industriales, abandonó Cuba por el Mariel y fue firmado en Costa Rica por el ex lanzador del Almendares y de varios clubes de Grandes Ligas Orlando Peña para los Tigres de Detroit; Garbey estaba fuera del béisbol castrista desde 1978, porque le habían vinculado a un grupo de jugadores habaneros que conspiraron en el arreglo de juegos por dinero; esa fue la causa que demoró 4 años su ascenso a Grandes Ligas con Detroit, el cubano logró estar en la Serie Mundial de 1984; pero, problemas de su personalidad, que trascendió en la relación con Sparky Anderson, quien le había abierto los brazos de par en par, provocó que el club no lo retuviera mas allá de dos temporadas.
Pero la influencia del ex pitcher industrialista y ex metropolitano, Rene Arocha fue determinante en la decisión de varias estrellas del béisbol de allá de dar el salto como exiliados, llamados por Castro desde entonces y como ha sido siempre a lo largo de 50 años, "traidores": los dos Osvaldo Fernández, el derecho y el zurdo; Rolando Arrojo, Vladimir Núñez, Livan, el Duque Hernández, José Ariel Contreras, Luis Alvarez, Kendry Morales, Betancourt, Rey Ordóñez, Escobar, Ramírez, Dayan Viciedo, Yasser Gómez, Michael Tejera, Hansel Izquierdo…decidieron que nunca seria tarde para ser dichosos y que el silencio era su mejor ayuda y el valor el motor impulsor y, por aquí han estado, o están, manteniendo en lo mas alto el pabellón tricolor de la estrella solitaria y preparando el camino para otros que, tal vez, lleguen acá mas pronto que tarde de manera natural, como siempre llegaron a su segunda casa, el Béisbol Organizado…
Con muchísimo orgullo y dignidad, también han mantenido vivo el recuerdo del béisbol cubano en Grandes Ligas aquellos que, o nacidos aquí o exiliados muy pequeños con su familia, han actuado o actúan en Grandes Ligas como Rafael y Orlando Palmeiro, Mike Lowell, Orlando Gonzalez, Bobby Ramos, Nelson Santovenia, Bobby Estalella, Zamora, Lauzerique, los Canseco, Luis González, Raúl Ibáñez, Fernando Viña, Bronson Arroyo, padre cubano; Ryan Freel, madre cubana; Jorge Posada, padre cubano; Alex Fernández, Alex Ochoa, Tony Fossas, David Seguí, Eduardo Pérez, Danny Tartabull…todos, orgullos de Cuba, tienen la estirpe del jugador glorioso e histórico de épocas pasadas…
Observe al torpedero Yuniesky Betancourt, con juego parecido al de Campy Campaneris, obsérvelo y a Escobar, a Alexei Ramírez y recueste la cabeza y concluya que esa exageradamente larga y negra noche en Cuba finalizará más pronto que tarde; entonces, de manera normal, como nunca debió dejar de ser, el cubano regresará a las Grandes Ligas, que, definitivamente, solo se tomó un "break" con su ausencia.
Si, volverán los herederos del una vez mejor béisbol del mundo ajeno a las fronteras de Estados Unidos por 60 años a reimponer su clase aquí; cuando eso ocurra, cuando la estabilidad dicte la normalización socio-político-económica en Cuba; cuando el país este apto para tamaño momento, entonces el Caribe exportador de peloteros, temblará ante el regreso del "Hijo Prodigo" del Béisbol Organizado…Que nadie lo dude, los cubanos volverán, de hecho están aquí a través del juego brillante de algunos de sus nacionales en está pelota…Tal parece que nunca se fueron; resucita con la seguridad de siempre la profecía de Adolfo Luque dicha a Eladio Secades en una entrevista de 1949: "Siempre habrá un cubano en Grandes Ligas…" Lo anterior, que nadie lo dude.