BEISBOL 007: “SACARLES HASTA EL ÚLTIMO PESO…”, Dick Young

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domingo, 28 de agosto de 2016

“SACARLES HASTA EL ÚLTIMO PESO…”, Dick Young


los dodgers en la habana sin camisa leo durocher


Por Andrés Pascual
Comúnmente se maneja el debut de Jackie Robinson en 1947 con los Dodgers como “el derrumbe del Muro Racial”; NO, el infielder sepia fue firmado a finales de 1945, en plena vigencia de “la línea del color”, ese día cayó la barrera, porque nadie protestó y el juego fue integrado en plantillas de contrato, sin embargo, cuando los dueños del club, “impulsados” por el presidente Branch Rickey dieron el “disparatado paso” por su cuenta, estaban violando el código conocido como el Pacto de Caballeros.
La tozudez y el valor del grupo de republicanos que propiciaron que cayera la barrera invisible, para lo que contaron con un pelotero también republicano de conducta intachable y juego bastante bueno para impresionar al fanático con semejante decisión, provocaron que los peloteros negros de Hispanoamérica fueran admitidos y reconocidos en el Beisbol Organizado también.
El 6 de Marzo de 1947, la noticia deportiva en Cuba no eran los juegos de exhibición de los Yankees en Venezuela, ni la faena de Pistón en Concordia y Lucena la noche antes; cierta importancia logró la selección del scout Joe Cambria como delegado al Congreso Nacional de Beisbol (USA) en La Habana…
Desde la noche del día dos, el interés se centró en el debut de Jackie Robinson con el Montreal, que enfrentó en 2 juegos a una selección de estrellas cubanas que encabezaron El Premier y Jiquí por los pitchers y Duany, Crespo, Fermín, Gilberto, Calampio, Chiquitín, Pollo Rodríguez, Pagés…desde la escuadra de granaderos (Debajo Robinsos se desliza en 3era contra los Havana Cubans)
robinson se desliza en 3era contra hav cubans marzo 1947
El primer juego concluyó empatado a 5 y sobresalió un bonito relevo del Guajiro a Lino Donoso, que trató de rescatar a Medina y no pudo y un bombazo de 410 pies de Duany al rightcenter. Para el segundo fue designado el Mago Rivas, que bordó 7 innings empatado a cero con los visitantes, pero Trompoloco permitió una carrera por dos hits y una base por bolas, suficiente para decretar la derrota criolla. Después los visitantes jugaron otro juego contra los Havana Cubans.
“Sin saberlo, escribió Secades, el negrito está expuesto al ojo crítico más agudo y celoso del mundo beisbolero, el fanático cubano”, porque “no es el caso de un aficionado típico, que va a disfrutar del juego del pelotero solamente, sino que buscará el hueco por donde puedan dispararse un par de dardos contra su excelencia”. Aunque, confesó el cronista, “la nota académica se la dará el tiempo…”
Y el campeonato 1946-47 fue pródigo para cada club del champion en camareros: Haussman, Beto Ávila, Heberto y el chaparrito Vinicio García, hicieron un trabajo formidable defendiendo la segunda base de cada club y bateando con autoridad de “hitters” consagrados; ante semejante cuadro, Jackie Robinson “tenía que hilar fino”, porque el asiduo al estadio, el feligrés de la Liga Cubana, tenía preparados todos los instrumentos necesarios para atacar a la crítica positiva, a fin de cuentas, por esa razón era “el que más sabía en el mundo”.
Cuando Jackie Robinson viajó a La Habana no estaba en forma, el descanso postemporada lo había oxidado con la naturalidad que a cualquier otro jugador, el ídolo sepia llegó a Cuba a recuperar la condición de juego, a iniciar hostilidades contra sí mismo, que eso es el spring trainning.
Eladio Secades fue uno de los cronistas con autoridad para comentar sobre las ligas negras americanas, porque, durante sus muchos viajes al Norte a presenciar juegos de Grandes Ligas, se daba un salto a los terrenos del beisbol sepia con su amigo Grantland Rice, a ver jugar a aquellos peloteros desde 1932, cuando regresó de México a Cuba. (Foto Secades a la izquierda con Jorge Pasquel)
eladio secades y jorge pasquel 2
Para Eladio, durante cualquiera de los años que vio jugar a las estrellas negras en sus campeonatos (1933-1949), incluso cuando los vio en Cuba cada año, Jackie Robinson no era el mejor pelotero que podía brindarle aquel beisbol a las Grandes Ligas para algo tan sutil y sensible como imponerse en sus terrenos y dar por sentado que el riesgo cumpliría con éxito el objetivo.
Sin embargo, Secades supo siempre la razón por la que Rickey eligió al ex alumno de UCLA y veterano de la guerra, como el torpedo contra el muro, sino condiciones que tenían que ver con factores socio-políticos más que con lo deportivo.
En 1947, los Dodgers de Brooklin viajaron a La Habana con la normalidad acostumbrada, como hacían los Medias Rojas de Boston, los Cardenales de San Luis, los Gigantes de Nueva York y los Senadores de Washington alternativamente o en grupo. (Foto inicio los Dodgers en La Tropical, Durocher sin camisa)
El 6 de Marzo de 1947, causó irá y decepción entre los miembros del firmamento beisbolero nacional, desde el último fanático a Malayo y Bicicleta sin dejar fuera a la crónica habanera, un cable fechado en La Habana para Prensa Asociada, publicado por el Daily News y redactado por Dick Young, corresponsal de la agencia en Cuba, en que se daba a conocer el disgusto de Branck Rickey, que se sintió “robado” y le declaró al plumífero que “”los Dodgers no volverán a Cuba mientras yo sea el Presidente”, 5 años más tarde el Gran Innovador estaba en funciones con los Piratas de Pittsburgh, “robándole” al Brooklin a Roberto Clemente, para lo que forzó la regla del limbo físico a través de la cual un club puede perder a un jugador si no lo protege. El club regresó en 1959 como Los Ángeles a una cita de entrenamiento con el Cincinnatti. (Rickey y Durocher en 1947 en La Habana)
rickey y durocher 1947 habana
El problema fue que Rickey declaró, según el reportero, que le habían asegurado el éxito de taquilla, que suponía que el club de Brooklin haría poca inversión y tendría ganancias jugosas por la entrada a los juegos de exhibición, que no fue mala, pero se manejó como pésima.
Dick Young llegó tan lejos en su afán de molestar a la estructura beisbolera nacional, que escribió: “con lo que los Dodgers han dejado de ganar en Cuba más las pérdidas que citó el Mahatma (Rickey), el hombre hubiera hecho una revolución”.
Según Young, Rickey declaró: “a los Dodgers le aplicaron la política debida al turista, consistente en sacarles hasta el último peso sin importar si vuelve o no”, si lo inventó el corresponsal o lo dijo Rickey realmente, fue una verdadera canallada contra el fanático cubano y contra el orgullo nacional.
La respuesta a la insolente devalorización del fanático criollo corrió por cuenta de Eladio Secades, que, en representación de la Liga Cubana y de la Asociación de Cronistas Deportivos, escribió, reproducido en todos los periódicos de la capital:
“Nos ha sorprendido este despacho que contiene frases irrespetuosas, injustas e inaceptables no solo para la fanaticada, sino para todos los cubanos. Solo gente torpes y mercantilizadas hasta el delirio, pueden medir la hospitalidad de un pueblo para con el turismo que lo visita, a través de la cooperacion que el público preste o deje de prestarle a un espectáculo determinado”.
“Si esa correspondencia publicada en Daily News refleja el sentimiento de Rickey, no hay razón para que el fanatismo local continúe dispensándole a los Dodgers las pruebas de simpatía advertidas hasta aquí”.
“Tratándose de simples desafíos de adiestramiento, a esos falsos carteles de primavera jugados en Cuba acuden más espectadores que en Estados Unidos. Ni nosotros engañamos al Mahatma Rickey ni, mucho menos, él puede engañarnos a nosotros”.

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