BEISBOL 007: ¿Y cuándo será la hora de Héctor Rondón?

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miércoles, 27 de julio de 2016

¿Y cuándo será la hora de Héctor Rondón?


El Emergente
Ignacio Serrano

Es curioso que Héctor Rondón nunca haya sido la primera opción de los Cachorros de Chicago, al buscar relevo de cierre, aunque es entendible desde la óptica de quienes toman las decisiones.

Rondón ha sido un relevista de enorme eficacia desde que en 2014 dio un paso al frente y asomó como la solución de los problemas que tenía su divisa en el noveno inning.

Aquel año se apoderó del rol de cerrador en mayo. Terminó con 29 salvados en 33 intentos, con 2.42 de efectividad.

En 2015 estuvo aún mejor, con 30 rescates y 1.62 de promedio. Sin embargo, el manager Joe Maddon anunció a mediados de esa zafra que probaría un bullpen por comité.

No funcionó la idea, porque al nuevo análisis le ha sido enormemente difícil llevar a la práctica lo que dice la teoría: que cualquier pitcher puede lanzar en cualquier episodio.

En realidad no es así, salvo que todo el cuerpo de relevistas esté mentalizado para trabajar bajo la presión de saber que un error no tiene arreglo, que es lo que pasa en el último tramo. Y claro, si se supera esa otra queja recurrente entre los apagafuegos: la necesidad de alistarse físicamente siempre en el mismo momento del juego.

Otro día hablaremos de ese anhelo sabermétrico, todavía lejos de ser realidad. Hoy hablamos de Rondón, que finalmente recuperó su papel predominante el año pasado y cumplió como tal en 2016, con 18 salvamentos en 20 oportunidades y 1.97 de efectividad, pese a lo cual acaba de ser postergado por los Cachorros, una vez más.

¿Por qué Maddon y Theo Epstein, el arquitecto de la novena, prefirieron otra opción?

Primero, porque esa opción es el cubano Aroldis Chapman, nada menos. Pocos lanzadores, no digamos ya apagafuegos, tienen mayor y mejor reputación que él.

“No puedes renunciar a la posibilidad de sumar un pitcher que suelta la pelota a 105 millas por hora”, resumió el catcher David Ross.

“Y si no es ahora, ¿cuándo?”, preguntó Epstein, justificando el movimiento en muy pocas palabras.

Rondón posee un brillante currículo desde que es cerrojo. Entre 2014 y 2016 tiene 2.01 de promedio, le han dado sólo 129 hits en 170.1 innings y ha ponchado a 180, con apenas 35 bases por bolas.

Eso es mejor que lo hecho por Francisco Rodríguez en el mismo período, nada menos.

Chapman, en similar trayecto, tiene 1.84, con 84 imparables en 151.2 actos, más la bicoca de 266 fusilados y 65 transferencias. Absolutamente brillante.

El antillano no es más controlado que el venezolano. De hecho, pasa a demasiados bateadores con cuatro malas. Pero como retira a tanta gente por la vía de los tres strikes, aquello se compensa con creces.

Puede que Rondón haya convencido a Maddon de que era mejor sumar refuerzos, cuando entre el 14 de junio y el 7 de julio tuvo el único bajón que ha sufrido este año. En ocho juegos, por esas fechas, desperdició cuatro ocasiones de salvar, y aunque le batearon para .194, con tres carreras en nueve innings, por una vez no lució imponente.

Chapman costó un Potosí: el venezolano Gleyber Torres y tres peloteros más. Pero como dijo Epstein: “Si no es hora, ¿cuándo?”.

Chicago tiene una granja nutrida y la mayor deuda en la MLB, con más de un siglo sin ganar. Y seamos objetivos: ese equipo es mucho mejor ahora con dos legítimos cerradores para los últimos dos innings de cada juego.

Publicado en El Nacional, el miércoles 27 de julio de 2016.

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