Por Andrés Pascual
Sí, a veces un jugador de beisbol impresionante pasa inadvertido para el fanático, incluso para la prensa; porque no juega en un club ganador, porque no juega cerca de Nueva York o en cualquier otra de las ciudades “primadas”, quizás por feo o porque no tiene “angel”, esa condición extraña que hace que un individuo sea aceptado por todo el mundo (y mimado), a veces con menos facultades y menos clase en la competencia que otros.
Es la ley de la vida: ENTRA POR LOS OJOS, como la mayoría de los artistas de hoy, que no tienen HERRAMIENTAS histriónicas ni vocales muchas veces, pero reciben más prensa, radio y televisión en una semana que Joan Fontaine y Perry Como juntos durante toda su vida.
Hay peloteros callados, comedidos, casi humildes que tienen la mala suerte de navegar en barcos de poco calado, entonces no cuentan y aparenta que ni existen.
Una vez un hombre se retiró de los Piratas de Pitt, solo jugó 10 campañas con el club veterano y se perdió en las sombras, únicamente lo desempolvaba en mi pueblo natal, San Cristóbal, Pinar del Río, el Niño Cuchara, fanático incondicional del club de Honus Wagner.
Sin embargo, de casi un olvidado y desconocido outfielder, pasó a popular comentarista para los Mets de Nueva York.
Entonces, cuando la Asociación de Cronistas le “dejó el muerto” al Comité de Veteranos y a estos les dio gana, lo exaltaron a Cooperstowon y aparecieron los números de Ralph Kiner en toda su grandeza, del individuo que había sido escudriñado con miopía total, porque, aparentemente, estuvieron observando la cantidad de 369 jonrones y 1015 carreras impulsadas, pobres para sabios tan poco sabios como menos justos que, parece, solo algunos miran históricamente a los lados… luego, para este tipo de “seleccionador”, imposibles de compararse con la robustez antes obligada de 500 bambinazos o 1500 producidas y dije antes, porque hoy se cuestiona el palmarés de más de 600 de Jim Thome.
Tan poco ruido publicitario hizo Ralph Kiner, que ni por haber sido uno de las decenas de amantes de Liz Taylor (foto juntos de 1949) logró el reconocimiento popular. La fama sostenida, maldita o bendecida, siempre lo evadió.
Para las mentalidades capaces de elevar o hundir a un pelotero que transita el sendero a la gloria, nunca hubo espacio para considerar que Ralph Kiner era propietario de uno de los mejores promedios de jonrones (el mejor de todos los tiempos) e impulsadas por temporada hasta hoy, reflejo de una de las más soberbias carreras de slugger alguno en la historia que, pese a lograrlos en 10 temporadas, son mucho más que suficientes para ser un HOF de la gorra a los spikes, tomando en cuenta que ese promedio es de 36 jonrones y 101 empujadas; además, Kiner obtuvo 7 liderazgos en cuadrangulares consecutivamente y estuvo cerca de empatar el récord del Babe.
Como si fuera poco, el cañonero de los Piratas terminó su brillante carrera con promedio de embasamiento de .398 y .548 de slugging, que sumados son .946, guarismo impresionante para cualquiera.
Y si lo anterior no bastara, es de los escasos jonroneros que se ponchó menos veces que las bases por bolas que obtuvo, con 1011 pasaportes de libre tránsito contra 749 chocolates, promediando 101.1 y 74.9
A continuación, una tabla comparativa de algunos de los mejores bateadores sluggers del beisbol con Ralph Kiner:
Jugador: Temp: HR: CImpul: HR/Anual: CI/Anual:
Griffey jr 22 630 1836 28.6 83.4
F Robinson 21 586 1812 27.9 86.2
R jackson 21 563 1702 26.8 81
J Foxx 20 534 1922 26.7 99.6
Dimaggio 13 361 1537 27.7 118.2
W Mays 22 660 1903 30 86.5
H Aaron 23 755 2297 32.8 99.8
Ruth 22 714 2220 32.4 100.9
Bonds 22 762 1996 34.6 90.7
R KINER 10 369 1015 36.9 101.5
En 11 temporadas Lefty O’Doul, que desperdició años tratando de hacer el grado como pitcher, compiló .349 con dos champions bat y promedios de .398.9 y .368 por cada uno, además de batear .383 .319 .336 y .306 en otras, el porcentaje de embasamiento y el slugging de O’Doul fueron de .413 y .532 y total de .945.
O’Doul no está en Cooperstown ni tiene posibilidades de ser elegido, porque agotaron todos los intentos en ambos niveles de elección, lo mismo sucedió con Babe Herman, que concluyó con .324 y promedios superiores a .365 varias veces.
Por lo que se comenta, por las justificaciones que dan para desconsiderarlos inmortales de plantilla, ese también pudiera ser el destino de algunos no implicados en el delito del siglo anterior y de éste, los estimulantes, como, digamos, Edgar Martínez, posiblemente Vladimir Guerrero y, no lo dudo, Mike Mussina.
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