BEISBOL 007: El “efecto Robinson Canó” y su impacto en los Yanquis y los venezolanos

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domingo, 8 de diciembre de 2013

El “efecto Robinson Canó” y su impacto en los Yanquis y los venezolanos

La firma del dominicano con los Marineros genera una verdadera reacción en cadena

Robinson Canó
No es una firma. Es una reacción en cadena.

La adquisición de Robinson Canó por los Marineros es mucho más que la sorpresa de ver a una estrella de los Yanquis marchándose por dinero a otro equipo, una paradoja inconcebible, que hace recordar el pasaje bíblico: he aquí a un equipo que a hierro mataba, que durante décadas se ha quedado con las principales figuras de los demás clubes, muriendo a hierro, al ver cómo Seattle llevó la oferta a un límite que Nueva York no estaba dispuesto a alcanzar.

Pero ojo: los bombarderos del Bronx usaron el dinero que han podido darle a Canó para hacerse de tres bates, no sólo uno.

Brian McCann, Jacoby Ellsbury y Carlos Beltrán darán velocidad, contacto y poder al lineup, compensando a corto plazo la marcha del dominicano y dejando menos flancos abiertos en el añoso roster de la divisa.

La expedición venezolana seguramente será impactada por la multimillonaria adquisición.

La intermedia de los Yanquis queda disponible. En otra organización, cabría preguntar si los camareros de las menores, incluyendo a José Pirela, tendrían alguna opción en el spring training. Con esta es más plausible preguntarse qué queda afuera, en el mercado. Y afuera está Omar Infante, un buen defensor, con un bate adecuado, barato y relativamente joven, especialmente si se le ofrece un contrato por tres o cuatro campañas.

Su adquisición no está atada a una compensación en el draft, porque los Tigres no le hicieron una oferta calificada, señal de que ya tenían claro que el vínculo entre ambos estaba roto, incluso antes de adquirir a Ian Kinsler.

Al mismo tiempo, la salida de Canó, que fuerza la llegada de Beltrán, causa una sobrepoblación en los jardines que probablemente llevará a un cambio para alguno de los que allí están, quizás Brett Gardner o Ichiro Suzuki, en el entendido de que salir de Vernon Wells es casi imposible.

Un cambalache pudiera permitir atacar el otro lado flaco en el Bronx: el pitcheo. Con una rotación semi desmantelada y ya sin el cerrador Mariano Rivera, aún les queda mucho por hacer.

¿Impactará la firma de Canó en el valor de Miguel Cabrera, a quien le quedan dos años de contrato? Seguro que sí.

Cuesta creer que no habrá un equipo dispuesto a ofrecerle 30 millones de dólares por siete u ocho temporadas al aragüeño, lo que le daría un contrato por alrededor de 240 millones.

El criollo habla de permanecer en Detroit, pero el próximo será su último gran acuerdo, bien sea porque consigue una extensión de los Tigres o porque termina probando el mercado como agente libre, al terminar el pacto actual.

A los 33 años de edad, estará justo por comenzar el inexorable descenso que todo atleta experimenta.

Esa tendencia natural es lo que hacer ver la firma de Canó como una bomba de tiempo en Seattle, como lo es Albert Pujols en Anaheim, lo fue Todd Helton en Colorado y ha sido Alex Rodríguez en Nueva York (añada aquí un etcétera tan extenso como larga sea su cuenta de decepciones contractuales).

La gerencia de los Cardenales no era amiga de la sabermetría, hasta que los estudios relacionados con estas firmas le hicieron entender que el verdadero negocio está en pagarle a un pelotero los mejores salarios sólo en la edad ideal, antes de los 33 o 34 años de nacido.

Sobre eso sustentaron los pájaros rojos la decisión más dolorosa que hayan tomado en las últimas décadas: dejar ir a su principal figura. Y los Ángeles terminaron dándole a Pujols un dinero que sin duda reflejaba su historial, pero no necesariamente lo que le queda por dar con el madero.

Es muy probable que los Yanquis se hayan salvado del problema que tendrán los Marineros a partir de 2020. En la era post esteroides, todos envejecen más rápido en las mayores, como era antes de la década de los 90.

Eso incluye a Pujols e incluirá a Prince Fielder, a Cabrera y, por supuesto, a Canó.

@IgnacioSerrano
www.elemergente.com

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